Quitando la Teletienda y algunas cadenas de Berlusconi, siempre aparecen los mismos tipos dándole a la mui con la cosa de la crisis, la herencia de Zapatero y lo malo que es Chávez. También pontifican, y mucho, sobre la ruina. El colmo de la osadía llega cuando nos dan remedios tan sesudos como esa genialidad “democrática” de cargar las culpas sobre el PER y los sindicalistas o profetizar lo que queda para salir del lodazal económico y laboral en el que la banca y el gran capital nos tienen metidos. Un día hablaremos de los fondos preferentes de la Caixa, del mamoneo de las agencias de calificación y bancos malos.
Porque aquí, no te equivoques, dinero hay para reventar y algo más, pero los que lo tienen apalancado ni lo sacan, ni se acaban de creer las maravillas que nos prometiera el Gobierno, ya sabes, el mismo que, estando en la oposición, iba a terminar con el paro en horas veinticuatro: parto de los montes: fábulas: Esopo y Samaniego: tanto esfuerzo para parir un ratón. Y el paro subiendo. Y los pisos que no se venden. Y los trujimanes que controlan los mercados y los bancos y las petroleras y su santa madre comiéndose el dinero de la gente corriente desde el yate, unidos a la Bolsa por el móvil.
Sin escrúpulos, con un algo de inteligencia y contactos en Corleone y el FMI, la verdad es que nunca les fue más fácil a los ricos ganar dinero. Ni tan rápido. Así que el uniquito consuelo que nos queda a los proletas es el fútbol, y no siempre.
Estaba así como viendo de reojo el Madrid contra el Bayer de Munich —¿o sería mejor escribirlo al revés?— cuando caigo, dicho sea con respeto a Bernabeu, en que los seres humanos somos en verdad grandes y estamos abocados a realizar proezas tan colosales como ésta de meter en final de Champions al equipo rival. Altruismo ibérico el del Madrid, que ya se sabe que si el Mou se propone algo, lo consigue. Como sea, pero lo consigue. Entre lo que él puso, el golpear timorato de Cristiano en la tanda de penaltis y el titánico pelotazo de Ramos al foco, el Real —de Rubalcaba y Rajoy— alcanzó la gloria de clasificar al Bayer de la Merkel.
Un fallo lo tiene cualquiera. Y hasta tres. Y se disculpan. Lo que mosquea es que gente que “vale” más euros que sesenta presupuestos de Ronda y cuyas fichas superan lo que España se gasta en mantener la red de bibliotecas públicas, falle con la solemnidad del bobo. ¿Que el fútbol es así? Pues vale… Pero, hombre, es que para lograr esos resultados no hacía falta tanta martingala. Bastaba sacar a los juveniles de la Unión Deportiva de Ronda para obtener lo mismo. O más. De lo que estoy seguro es que nuestros muchachos juegan al fútbol, no se cierran atrás y no tiran al palomo que zurea en el foco. No sé mejor: peor seguro que no.
Igual con los políticos. Si cobran una pasta gansa, si se llevan lo que pueden —y más—, si les pagamos hasta los copetines golfos y les ponemos recadero para que les hagan los mandados domésticos, si los tratamos a cuerpo de rey —y no me toques a la Corinna— y les consentimos incluso que algunos corten la cocaína con la visa platino de una cuenta pública, si les damos todo eso y no consiguen aliviarnos de la crisis, me pregunto qué coño tenemos que hacer para que Mariano y Alfredo tomen conciencia de que el marrón que tenemos encima sólo se acabará haciendo equipo. Con el PP y el PSOE en plan sobraos, acabamos como el Barça y el Madrid, o sea, fuera de Champions.
Así que si al Real Madrid no lo clasificaron los fenómenos de medio mundo y los políticos no consiguen sacarnos del ruinazo, tal vez haya que poner límites a las finanzas del fútbol —apostando por el deporte de base— y revisar tantas prebendas y mamandurrias como les damos a los mascas de la cosa pública. No digo que no sean necesarios, no confundamos, lo que digo es que para la leche que nos dan a lo mejor les estamos consintiendo demasiado. Miro y veo el taconazo de Guti para Zidane, recuerdo a Morientes de amo en la Francia, me quedo con Raúl tomando Westfalia, con Sánchez Gordillo jurando por martinetes entre los mercaderes del Templo y rememoro a Rafa (Gordillo) dejándose la piel en la banda. Mancha flojos…