Tendremos en pocos días dos ejemplos de la máxima expresión democrática de un país. Unas elecciones y la convocatoria de una huelga general convocada por algunos de los sindicatos, que no todos, y con CCOO y UGT como principales impulsores de un paro que perdonaron al anterior Gobierno central durante meses y meses, y que únicamente el malestar de la calle originó que hiciesen un paripé de huelga general. A pesar de todo, y de las raras motivaciones que tienen los sindicatos dependiendo del momento, lo cierto es que tienen todo el derecho del mundo a convocar una huelga, a que se garantice el derecho de todo trabajador a sumarse a la misma, y a que se respete la decisión de aquellos que quieran acudir a su puesto de trabajo, sin que nadie les amenace o se lo impida. En definitiva, la democracia dicen que consiste en un régimen de libertades y derechos que se pueden ejercer de forma libre, y que el Estado es el encargado de hacer que eso se cumpla. Seguro que durante la jornada electoral todo funcionará a la perfección, sin ningún tipo de problema y todo el mundo podrá ejercer su derecho a voto en libertad y sin presión alguna. Eso ya lo tenemos superado. Otra cosa será el 29-M. Aquí nos queda mucho camino por andar. Tendremos trabajadores presionados para no ir a la huelga por el miedo y piquetes sindicales intentando que aquellos que quieren trabajar no lo hagan. Todavía nos falta democracia.