A propósito de la polémica sobre la condena al juez Garzón respecto a la primera de las tres causas pendientes por parte del Tribunal Supremo, tengo que manifestar mi absoluta disconformidad con la sentencia. A resultas de ella, unos presuntos chorizos quedan impunes y un juez caracterizado por su valentía, lucha contra la corrupción y el terrorismo, queda fuera de la judicatura. Le condenan por Prevaricación, por escuchar unas conversaciones telefónicas entre acusados y sus abogados cuando eso solo se puede hacer en casos de terrorismo. No tengo que informar al Tribunal Supremo (yo no soy nadie ni entiendo de leyes) que también se han producido escuchas telefónicas en el Caso Marta del Castillo, y esos acusados tampoco eran terroristas, son otra forma de “Hijos de puta”, pero no terroristas. Estoy convencido de que en caso de no condenarle por esto lo hubieran hecho por el tema de los cursos en Nueva York o por la investigación que el ya “exjuez” Garzón está llevando sobre la represión llevada a cabo por el franquismo, éste último caso aun es más doloroso si cabe.
Creo que es del todo cierto que a pocas personas o a nadie puede molestar que unos cuantos ciudadanos quieran recoger los restos de algunos de sus antepasados de las cunetas y enterrarlos dignamente, en una sociedad que no valora a los ancianos vivos, poco importan unos cuantos huesos. Lo que de verdad preocupa, es lo que puede venir después, una vez averiguado donde están los muertos, vendrá investigar quien mando matarlos y sobre todo, que beneficios obtuvieron los presuntos represores con la eliminación física de esos muertos cuyos cadáveres están desde entonces desaparecidos. Puede que después vengan posibles reclamaciones sobre propiedades que cambiaron de titularidad por cantidades simbólicas, por donaciones o acuerdos no del todo claros. A ver si, en realidad, es eso lo que se pretende impedir que se investigue, los Registros de la Propiedad de aquellas fechas y no la posible ubicación de fosas comunes o que determinadas familias se lleven al cementerio del pueblo los restos del abuelo que están en el Valle de Los Caidos.
Volviendo al tema Garzón, la ley de amnistía que ahora tantos quebraderos de cabeza está ocasionando al juez, hubo que hacerla en su momento para que el franquismo aceptara su liquidación, pero que las leyes, como la constitución, si es necesario cambiarla, pues se cambia y no pasa nada.
El juez Garzón es un valiente y un trabajador incansable. La sociedad debe protegerlo independientemente de los colores políticos. Cualquier cosa antes de arrojarlo en bandeja a los terroristas y a los mafiosos.