El Clima de corrupción que se respira en España por el abuso de la oligarquía política, ha hecho de lugares como Andalucía un lugar donde el trabajo remunerado está desapareciendo, un tercio de la población en edad de trabajar está paseando o simplemente viendo la vida pasar, el fondo de prevención se lo han comido los señoritos oligarcas de la administración del Sr. Cháves, el tráfico de influencia se ha extendido por la región más extensa de España campando a sus anchas. El PSOE ha querido exterminar la figura del señorito y ha dado vida al más grande existido jamás, presidente durante casi 30 años, y por supuesto a sus lacayos cómplices que ninguno denuncia la connivencia por razones de partido y su sistema. Parece copia de la trama de Fuenteovejuna y el Comendador de Ocaña obra de Lope de Vega, ¿Quien mató al Comendador? Fuente Ovejuna Señor, todos a una. La Obra del PSOE en Andalucía es como la de Cervantes que quiso escribir una novela para satirizar las de caballería y le salió la mejor, El Quijote.
Para que tanto daño prolifere y tanto dañino se mantenga es necesaria una complicidad que se ha hecho evidente y aflora en todos los flancos del frente, donde no hay ni dios que se revele y denuncie porque sería nombrado personaje non grato, por salvar el pellejo se convierte en cómplice necesario, ya se acabó la olla y hasta los chóferes de coches oficiales le han perdido el respeto a sus jefes y para salvarse ellos hasta denuncian y largan por esas bocas todo lo que antes habían callado y rumiado.
Cómo es posible que un señor director General de Empleo puede ir a trabajar por las mañanas, supongamos, si la tarde del día anterior había estado consumiendo alcohol y cocaína y no solo él sino su chofer igualmente el ahora su delator y antes beneficiado de subvenciones aunque tuviera que compartirlas como hacen los buenos amigos, aunque la mitad de 900.000 no está nada mal, el encubrimiento está claro y la oligarquía del sistema patente. La junta disculpa a su director general diciendo que eso era debido a la adicción del chofer, pues bien, el que sepa algo de adicciones sabe que lo primero que deteriora un adicto es su entorno, su pareja, su familia y su trabajo. Hablando en plata cuando alguien va a trabajar borracho o con resaca el primero que se da cuenta es su compañero de mesa y si para colmo es un subordinado, tendría que aguantar las reprimendas, sermones y rapapolvos de un trasnochador. El primer problema con el que se encuentra un adicto es la pérdida segura de su trabajo y el deterioro de su entorno, afortunadamente éste al que nos referimos, ya lo ha perdido aunque haya durado nada menos que nueve años desde el 2001 al 2010, con los bolsillo repletos de fondos públicos y lo más desesperante de todo es que nadie denunciara esta deplorable y lamentable conducta del extravagante Director General que ha manejado a su antojo los fondos público desde la mesa camilla de un bar. La cobertura que le ha dado el sistema ha permitido esto, pero lo peor es que esa permisividad ha transigido y facultado a todos y cualquiera de los miles de funcionarios y políticos que fueren de la misma calaña para hacer lo propio con sus atribuciones, solo con el coto que a cada cual le impusiera su conciencia. ¿Qué ocurre cuando nos vemos gobernados por gente que por razones de ascendencia, educación o casta tienen tergiversados sus principios?, por gobernantes que no tienen conciencia del respeto al contrario y en suerte le ha tocado administrar lo que es de todos. Lo único que nos puede defender de ellos es a duras penas el sistema, pero qué ocurre cuando el sistema se lo han cocinado y comido ellos, qué ocurre cuando el traje se lo han hecho a su medida como ha ocurrido con el señor Camps?. Creo que ante esto no hay defensa posible. Un político tiene que ser simplemente un hombre honrado, y con ello se evitaría el tener que decir buenos días cada día a todo el mundo que pase por la puerta de su casa que se la ha regalado un promotor y además la gente lo sabe. Eso también, según dicen pasa en Ronda y todos los del partido lo saben mejor que nadie.
