Opinión

Misiva al señor Artur Mas (Andrés Rodríguez González)

Sr. Mas: A través de mi amigo Andrés, que es persona leída, quiero hacerle llegar (mi amigo sabrá cómo), unas reflexiones personales acerca de ciertos problemas que usted y algunos paisanos suyos tienen con los que vivimos en el sur de la Península Ibérica. Yo siento especialmente que esos problemas se acentúan conmigo ya que soy extremeño y vivo en Andalucía.

La verdad es que no quiero malentendidos, nunca me han gustado las broncas con los vecinos, la mayoría de las veces derivadas de un mal conocimiento que se tiene de ellos. Tampoco quiero convivir con alguien que no me tiene ningún aprecio, ya no pido ni siquiera que me tenga estima, sino que haga un esfuerzo en comprenderme y valorar sus privilegios, como por ejemplo que su voto en elecciones generales vale más que el mío.

Para evitar cualquier problema con los vecinos, lo mejor es invitarles a casa y charlar con ellos, muchas veces vemos que son casi como nosotros, incluso diría que iguales, que tienen los mismos problemas: hipoteca, paro, los niños que se hacen mayores y no se pueden independizar, la mala educación del personal especialmente de los jóvenes, muchos derechos y pocas obligaciones, las listas de espera en la sanidad, las obras públicas que se caen físicamente hablando…etc, etc y que, a todos, nos enredan con los mismos engañabobos: toros sí o no, el futbol, las rivalidades Barsa Madrid y el “tu has hablado mal de mí o me miras de mala manera”. Enredos, le digo yo a usted, señor Mas, que no son otra cosa, enredos fomentados por los parásitos, es decir los políticos, para que mientras discutimos entre los vecinos, ellos puedan seguir viviendo muy bien a costa nuestra; es decir, comportándose como auténticos parásitos, como chinchorros de perros.

Muchas veces las broncas con los vecinos tienen su origen en temas económicos, recuerde usted cuando vivía en su comunidad de propietarios que siempre había alguno que daba mucho por culo con las cuotas y esas cosas, yo para evitar broncas con ustedes hace ya un tiempo que retiré mis escasos bienes económicos de cualquier banco que se contenga la palabra “Caixa”.

Antes siempre compraba jerseys, (en Córdoba les llaman “saquitos”) de lana porqué era conocedor de que la lana procedía de ovejas extremeñas, pero como todo, la lana también vendrá de China, y como las cosas están jodidas económicamente, compro cualquier cosa de lana o fibra artificial siempre que sea barata; también compraba chacina y salchichón tipo espetec de su tierra porqué sabia que los cerdos, (también llamados Cochinos y Guarros), eran de mi tierra, pero dicen que ahora son rumanos; compraba muchos otros productos de Cataluña porqué me hacía ilusión de que, quizás, los hubiera fabricado alguno de mis muchos paisanos que tuvieron que emigrar a su tierra y ponerse a trabajar en sus fábricas siendo aún casi niños, pero ahora, cuando vuelvo a mi pueblo en Extremadura y veo a mis paisanos que han regresado, parados o jubilados, pero pagando la hipoteca del piso que ocupan sus hijos catalanes-extremeños-andaluces que se han quedado en su país, y ellos me cuentan que allí ya no se produce nada, que ustedes como buenos comerciantes ya solo distribuyen las cosas que envasan las grandes multinacionales que a su vez las compran en Extremo Oriente, pues que quiere que le diga, que miro la etiqueta y me cuido de comprar productos que ustedes ni fabriquen ni distribuyan.

Pero si quiero decirle que si usted quiere venir y que hablemos, yo me esforzaré en pronunciar bien y despacio, para que usted me entienda. Estoy dispuesto a no adornar las frases con dichos y chascarrillos, con tacos y sonidos variados, es decir renunciaría, solo para que usted y yo nos podamos entender y convivir, a hablar como a mí me gusta y como hago con otros vecinos en mi trabajo, cuando lo tengo. Por agradar y que me entiendan ustedes ya he renunciado a mi idioma, y le voy poner un ejemplo para que usted comprenda lo que le digo:

“Jui´al campo, claveuna´ staca y elabujerillo melolleve amicahja”.

Pues eso, fíjese usted a lo mucho que he renunciado, de cualquier modo y en aras de llevarme bien con los vecinos, aquí tiene usted su casa, por si tiene a bien venir y que hablemos.

Un saludo y espero su respuesta y su visita. De verdad que tenemos sillas donde sentarnos y carreteras asfaltadas. Para que usted se oriente puede venir por la Costa “topabajo” hasta que la autovía desaparece, ahí cerca de donde se hundió un puente “mugrandismo”, pero desde ahí es fácil: pregunte usted por el Josua de Ronda. Seguro que le indican con amabilidad y en un idioma que usted o sus asesores, sabrán interpretar. Y si no ¿para que esta el diccionario del señor Google?


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