Casi 40 años de historia terminaron este lunes con la bajada de las persianas de la panificadora rondeña Copanco. La cooperativa del pan, como era popularmente conocida en la ciudad del Tajo, echó el cierre a sus 6 establecimientos y al horno que les suministraba a ellos a los diferentes clientes que tenían repartidos por toda la ciudad. La noticia comenzó a extenderse por la ciudad la pasada semana, cuando algunos de estos clientes, algunos de ellos de muchos años, recibían la noticia de que tendrían que buscar un nuevo suministrador de pan ante al posible cierre de la empresa. Finalmente, el cierre se producía este lunes. Ayer sus establecimientos no levantaban las persianas y algunos clientes se enteraron de lo ocurrido al llegar a los establecimientos y encontrarlos cerrados en horario comercial. “Es una lástima, les llevo comprando el pan media vida”, decía uno de ellos al conocer que cerraban la panadería que tenía cerca de su casa.
Mientras tanto, fuentes de la empresa confirmaban que todos sus puntos de producción y distribución habían dejado de funcionar ante la inviabilidad actual de la empresa, aunque mostraron su esperanza de poder encontrar una solución económica a la crítica situación y poder reflotar la cooperativa, aunque el pesimismo reinaba ayer en esta panificadora de cara al futuro más inmediato.
De momento, y a expensas de que un pequeño milagro pueda hacer que vuelvan a abrir sus puertas, el cierre afecta a los 16 trabajadores que empleaban, y se que encargaban de atender los despachos de pan y también las cafeterías que existían en algunos de ellos, situados en el centro de la ciudad y barridas como San Cristóbal.
En cuanto a los motivos exactos que han llevado a esta situación, desde la empresa rechazaban dar datos concretos hasta que no se celebre la necesaria asamblea de socios, aunque sí que explicaban que la llegada del pan congelado y la utilización de este elemento como gancho en muchos supermercados y grandes superficies, era un rival contra el que no podían competir en la actuales condiciones. Aseguran que era imposible ofrecer el servicio al coste que lo hacen este tipo de establecimientos, a los que se han sumado en los últimos tiempos gasolineras y otros pequeños establecimientos, que con un pequeño horno ofrecen servicio de pan a sus clientes.