Se suele decir que “el rumor es la antesala de la noticia” (aunque algún medio de comunicación viva sólo y exclusivamente de rumores, haciéndonos creer que son noticias cuando no lo son) también se dice que “cuándo el río suena, agua lleva” o se recurre al cuento del lobo, todo ello en base a nuestro muy rico refranero.
El pasado martes se cumplieron todos estos refranes y frases de una vez. El rumor se convirtió en noticia, el río sacó a flote lo que llevaba y el lobo, en forma de policía judicial, se presentó en el Ayuntamiento de Ronda para hacer acopio de información y de paso llevarse detenidos a unos cuantos políticos, abogados y empresarios. Algunos de Ronda y otros de fuera.
Por el bien de todos deseo y espero que todo quede en agua de borrajas. Ronda es una ciudad en la que nos conocemos todos, más de uno y de dos hemos visto y hablado muchísimas veces con los ahora detenidos por presuntos delitos de prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, falsedad y blanqueo de capitales. Y quien más quien menos puede que incluso tuviera cierto grado de amistad con ellos.
Si realmente han cometido los delitos que se imputan a estas personas, que caiga todo el peso de la ley sobre ellos, que no vuelvan a pisar un salón de plenos de Ayuntamiento o Diputación y mucho menos que cobren un sueldo por haber actuado como lo han hecho en el ejercicio de sus funciones. Son representantes públicos, lo que significa que deben luchar por nosotros y nuestros intereses, por el bien de todos y la mejora de la ciudad que representan.
Lo peor que puede hacer un político es lucrarse en el ejercicio de sus funciones, actuar mal a sabiendas que lo hace y no respetar a los ciudadanos que le han elegido, porque lo que está en juego es Ronda, no es un partido político o una persona y su familia, es su pueblo y su futuro.