La economía y la historia van muchísimas más veces de la que pensamos de la mano. La historia es importante estudiarla y recordarla para que los errores que cometieron nuestros padres y abuelos no los volvamos a repetir nosotros. De datos históricos está la vida llena, no en vano la 1ªguerra mundial comenzó en los mismos Balcanes que al final del siglo XX nos trajo de cabeza por esas luchas fratricidas entre hermanos, pasamos de Yugoslavia a Croacia, Serbia… En la lucha entre Israel y Palestina se ve reflejo de lo que pasó en esa misma tierra en otra época, lucha entre religiones y que cada cierto tiempo se recupera para horror y vergüenza de todos. En el tema económico pasa algo parecido, a la época de gran bonanza le sigue otra de muchas necesidades, es cuestión de preverlo, aunque nunca sea fácil.
Recuerdo, siendo un niño, como un tío mío tuvo que emigrar a Holanda. Era época de vacas flacas y no tuvo más remedio que partir a otro país para poder dar de comer a los suyos. A mi memoria vienen los días que volvía a pasar sus periodos vacacionales y las lágrimas que repartía cuando tenía que volver a su lugar de trabajo, dejando a su mujer e hijos aquí, ¡cuántos lloros compartieron mi padre con su cuñado en los viajes al aeropuerto de Málaga, donde tenía que coger el vuelo! Por esas carreteras que en los años 60 y 70 no tienen nada que ver con las actuales. ¡Cuántas horas de desasosiego en el viejo Renault-12! Esa emigración, con sus lágrimas, tuvo un efecto tanto para el país de origen como para el que daba trabajo. Los emigrantes generaban riqueza en el lugar donde trabajaban, pero también para el nuestro, ya que enviaban el dinero, se quedaban con lo imprescindible para vivir, a sus países. Qué sería de Andalucía sin los muchos emigrantes que mandaban el dinero para que este país mejorara, con los muchos dineros enviados por los andaluces repartidos por Europa.
Ahora vuelve la emigración, vuelven los nuestros a irse a la vendimia o a las fábricas europeas ante la falta de recursos aquí, ante la falta de previsión de nuestros políticos y economistas.