El nuevo equipo de gobierno y los redactores del nuevo PGOU dicen estar de acuerdo en que el casco urbano de la ciudad no pase la frontera imaginaria de la circunvalación. Una decisión que parece lógica, si tenemos en consideración que saltar esa línea supondría crear otro núcleo urbano aislado, con los consiguientes esfuerzos que ello conlleva en materia de prestación de servicios de carácter municipal. Algo que no parece muy lógico cuando todavía es posible el crecimiento en zonas contiguas a las que ya abarca el casco urbano de la ciudad. Y en especial el momento de dificultad económica que requieren el ajustar los gastos del Ayuntamiento de Ronda.
Eso sí, esta decisión tampoco está exenta de dificultades, y es que la presencia de las líneas del ferrocarril es un obstáculo a salvar para apostar por la urbanización del polígono industrial. Aunque si nos atenemos a la idea de albergar la futura instalación de alta velocidad en la zona de la Indiana, también podría ser asumible una integración de las vías actuales.
Únicamente queda exigir que se tome una decisión definitiva sobre la redacción de un documento tan importante para el futuro de la ciudad, sin que se dilate más en el tiempo. Y es que el retraso acumulado es mucho y la redacción no puede ya aplazarse más.
Toca dejarse de hablar de impulsar el PGOU y hacerlo realmente para dar seguridad a los inversores.