Tenemos un problema de base, no hablo ya de los problemas que podamos tener coyunturalmente por la crisis o por la falta de trabajo, de casa o de otro tipo. El problema del que hablo es más bien cultural o educacional, por decirlo de alguna manera.
Se explica en la frase que oímos muchas veces cuando vemos algo que “es de todos” pero no asumimos lo que realmente significa este dicho. No sabemos si será porque somos latinos y como tal tenemos una percepción distinta de la frase o porque nos falta educación en valores, que puede ser. El hecho es que no lo tenemos claro y confundimos en muchas más ocasiones de las necesarias el “es de todos” por el “no es de nadie”
Nos pasa con el mobiliario urbano, creemos que las papeleras o contenedores no son de nadie, cuando realmente son de todos. Lo confundimos con el ensuciar las calles y plazas o con el arreglado de los jardines o parques infantiles, no los cuidamos lo suficiente porque “cómo no son de nadie” Craso error, ya que el arreglo nos corresponde pagarlo a todos con nuestros impuestos, que en vez de dedicarlo a otras cosas lo usamos en arreglar el desaguisado de aquellos que confunden ambas frases.
Nos pasa también, además gravemente, con nuestros políticos. Los hay que gastan y gastan sin tener control alguno “cómo el dinero no es suyo” Pero los que vienen después, sean del partido que sean, se encuentran con deudas por cosas innecesarias, e incluso puede que sean necesarias, pero que podrían haber esperado. En el fútbol pasa algo parecido, luego le pedimos dinero a papá estado para arreglar los boquetes que dejan presidentes indolentes.
Mientras no encontremos la base que nos haga pensar lo que realmente “es de todos” y no confundir con “no es de nadie” no saldremos de este atolladero que nos va a traer muchos dolores de cabeza. No está la cosa como para buscar preocupaciones, con las que ya tenemos.