Opinión

Cambio de escenario (Manuel García Hidalgo)

Quien cambia los elementos exteriores, cambia en realizad el escenario donde se represente nuestra propia vida, el envolvente de nuestro espacio es la atmósfera, por eso metafóricamente llamamos cambio de atmósfera o de aires cuando se propicia una alteración en el escenario donde podamos también renovar nuestras vidas y con ellas nosotros mismos.

Hasta los más grandes imperios y culturas después de encontrar su expresión adecuada, han perecido por no innovarse, es de pura lógica el renovarse o morir, adaptarse a lo que toca como se dice hoy en día. Ciertamente con los cambios habidos en el gobierno municipal se abren nuevas vías para la gente que no tiene paga, gente que cuando se levanta lo primero que piensa es a donde ir, para donde tirar, nos rodeamos así de nuevas situaciones que influyan en nuestra percepción de la realidad y con ello estar mejor orientados.

Definitivamente, alternativas para gente emprendedora que dicho por activa y por pasiva conforman el grupo de pequeñas y medianas empresas que son los que mayoritariamente dan empleo a la gente. En estos últimos tiempos ha habido un grupo de empresarios que se han mantenido gracias a la adjudicación de obras oficiales y a resultas se han arruinado o están a puertas de estarlo porque quien los ha contratado no le pagan, es como si por arte de magia una sociedad se mantiene con los trabajos que le da la administración, y la administración se descapitaliza porque quien la mantienen que son los ciudadanos y las empresas no trabajan o no cobran, cayendo con ello en un círculo vicioso cuyo radio disminuye en cada vuelta. El cambio es como un viaje, no es un curalotodo, pero sí es un bálsamo, una fragancia que nos sana del estrés y nos acerca a sensaciones inconscientes, mundos distintos que se ponen delante de cada uno cada vez que se cambia de aires, una componente psicológica, una ficción en virtud de la cual, las mismas cosas dejan de significar lo mismo, es cambiar lo conocido por lo nuevo y oculto, es ver la tierra desde las nubes.

De repente sin tenerlo previsto aunque pensado, llena nuestro panorama la presencia de gente, lugares y cosas notables por su belleza, sucesos y gentes que nos producen curiosidad por el hecho de ser distintos simplemente, lo real, por distinto se convierte en sublime, en belleza que no podemos expresar, que nos produce placidez, calma y sosiego. El simbolismo de las cosas, cambia con el entorno, variar de visual es modificar la realidad aparente de los elementos, desde otro ángulo cambian los juicios reales y probables de las cosas, es como mirar lo mismo con otro cristal. En los emprendedores no cesa el deseo de investigar en nuevos proyectos y lanzarse a lo extraño, buscando la casualidad, la contingencia, gozando del placer generado por adrenalina que produce el riesgo y el peligro de lo fortuito.

El camino más corto hacia uno mismo da la vuelta al mundo, por eso la mejor manera de descubrirse así mismo es ampliar el horizonte con altas miras atravesando fronteras e irrumpiendo en lo desconocido.

 ¿Cuántos kilómetros ha de recorrer una persona para descubrir en ella misma algo nuevo?, cero kilómetros, responderán algunos, para quienes desarrollar nuevas facetas de la personalidad pertenecería al ámbito de lo interior. Ni se necesita trasladarse de Ronda a Málaga, ni cambiar de compañera con quien compartir la vida, con cambios internos se producen también movimientos externos. Quien cambia los elementos exteriores, cambia en realidad el escenario donde se representa su propia vida.


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