Los 101 kilómetros de la Legión contra la droga han vuelto a tener un gran broche final, con 7.000 participantes que tomaron la salida desde las instalaciones del campo de fútbol en la mañana del pasado sábado. De ellos 2.500 ellos eran ciclistas, 3.000 marchadores, 700 duathletas y 500 por equipo. Eso sí, como ocurre cada año, buena parte de ellos se quedaron en mitad del camino y tuvieron que terminar retirándose. Otros optaron por terminar a cualquier precio, aunque eso les causó indudables consecuencias tras llegar a la meta por el cansancio acumulado.
Además, el tiempo también quiso ser protagonista, y durante los primeros kilómetros de la prueba la lluvia también hizo acto de presencia durante varios momentos. Tras ello, el sol se impuso y el calor hizo que la dureza de la carrera creciera, junto a un terreno muy pesado y embarrado en algunos tramos.
Como cada año, no faltaron aquellos que quisieron hacer la prueba ataviados con algún tipo de disfraz, como trajes de romano o bandolero. También hubo quién desafió a las últimas prendas deportivas y la tecnología aplicada a las mismas. Camisa con los puños doblados, pantalón y unas botas de montaña, así partió uno de los participantes de mayor edad, que una vez más logro llegar a la meta. Toda una proeza.
Entretanto, los legionarios también vivían en la trastienda su particular carrera de 24 horas de duración, y muchos puestos de control y avituallamiento no duraron en tirar de barbacoa para hacer más agradables las horas de espera y trabajo para asistir a los participantes. Muchos de ellos no dudaron en lanzar un “viva la madre que parió a la Legión”, agradeciendo de este modo la organización de esta prueba deportiva.
