Un año esperando, finalmente llega la llamada y comunican la fecha de entrega, y la ilusión se desata entre los adjudicatarios de las VPO del Olivar de las Monjas. Desde luego, una muy buena noticia, de la que tenemos que felicitarnos todos y que habría sido una perfecta noticia para despedir el año en la ciudad. Sin embargo, el día de los inocentes no quiso pasar de largo y, como si se tratase de una broma pesada, los adjudicatarios comenzaron a encontrar sorpresas en el interior de sus ya viviendas. El listado es enorme y conforme vamos conociendo a nuevos vecinos se va aumentado, lo que resulta a todas luces inconcebible.
Desde luego, menuda faena que le han jugado a los responsables del Ayuntamiento y de la Consejería de Obras, que en lugar de recibir felicitaciones están recibiendo críticas a lo grande por detalles que han tenido un año para corregir y terminar.
No valen las escusas de que había llovido, como pudimos oirle a algún responsable de la obra, y es que, afortunadamente, en Ronda es habitual que llueva, y suele ser bastante frecuente.
Tampoco valen las justificaciones que se han dado para entregar los pisos en semejantes condiciones. A ningún constructor se le ocurriría entregar una vivienda sin pasarle una escoba y darle con una fregona al suelo. Mucho menos con humedades visibles y agujeros en suelos, paredes y goteras en el techo. Y mejor no hablar de los ascensores, que tiempo ha existido para que pudiesen estar funcionando. También queda preguntarse cómo desde el Ayuntamiento no se había advertido de este hecho, siendo conscientes de que serían los primeros en ser criticados, por aquello de que son la administración más cercana.
Desde luego, es la peor de las maneras de aguar y deslucir un día que tenía todos los ingredientes para ser feliz y una buena entrada en el año 2011. Así es complicado confiar en la Administración.