Esta semana tenemos varios ejemplos que demuestran que es mucho mejor hacer las cosas bien desde un primer momento. Hay que reconocer que tras la información publicada por este periódico sobre el colegio Cervantes, el Ayuntamiento reacciona, envía un equipo de desratización y anuncia una actuación urgente en Navidad, alegando que con los niños dentro no se puede hacer obra. También es lógico y estamos de acuerdo. Pero lo que no se dice es que ha pasado todo un verano para poner fin a los problemas de goteras que padece el centro, que ya el pasado invierno ocasionaron numerosos problemas. De haberse actuado entonces, con tiempo suficiente, ahora no tendríamos que andar con estas prisas y con el consiguiente cabreo de los padres.
Además, nos encontramos con una sentencia que anula la concesión del servicio municipal de grúa, obligando a repetir ahora la Mesa de Contratación. Lo que también viene a decir que las cosas no se hicieron bien en su momento y ahora toca rectificar y arreglar un problema que no sabemos cómo puede terminar.
Lo cierto es que las cosas bien hechas siempre son mucho mejor, y que si es necesario tomarse un poco más de tiempo y cuidar hasta el último detalle, mucho mejor. Algo que también se puede aplicar a las obras. De nada sirve correr si luego tenemos que andar con parches.