No sé si se han dado cuenta, pero estamos en plena época de almuerzos y cenas navideñas. Casi todas las empresas tienen una entre todos los compañeros, incluso grupos de amigos que vamos organizando alguna que otra, se supone para festejar las Navidades.
Este tipo de celebraciones tienen muchos riesgos, uno de ellos es que salgan a relucir temas que habitualmente son tabú, pero al calor de las copitas salen a la luz y hay cosas que viven muy bien a oscuras, no hace falta para nada que salgan, pero lo hacen. En más de una de estas celebraciones saldrá la típica pelea o lucha de poder y celos, pero no suele llegar el agua al río.
Es que somos masoquistas algunas veces, con lo mal que nos llevamos el resto del año ¿alguien cree qué en una cena de navidad no va a salir el ogro que llevamos dentro?¿ Nos sorprende qué tengamos que mediar entre compañeros que no se pueden ni ver?
Yo este año he decidido restringir el número de comidas y cenas para no tener problemas con los demás, así que sólo voy a asistir a las imprescindibles, es decir, unas 8 ó 10. Tengo almuerzo el viernes, cena el sábado, otro almuerzo el domingo y descanso hasta el miércoles. El jueves tengo cena con amigos y el viernes es Nochebuena, así que ceno con la familia. Pero a partir del sábado tengo cena de navidad y almuerzo pos navideño el domingo. Así hasta el día de Reyes que es la última comida que voy a celebrar estas navidades
Así que por favor, señores amigos y clientes no me inviten a más cenas ni almuerzos, si quieren quedar bien conmigo y mi jefa, por favor manden cestas de navidad o jamones, que así puedo comer cuando me venga en gana y además, si no me gustan las bolitas de coco se las regalo a otro amigo y matamos dos pájaros de un tiro ( a mi me pone, por favor, “pichones al jugo de oliva de la tierra con ligero aroma a cloruro sódico blanco iodado y fruto del pimentero negro molido con frutas del campo y delicias de la huerta” o lo que es lo mismo “pajarito frito”).