En los últimos días las comparecencias del secretario general del PSOE rondeño, cargo que compagina con la primera tenencia de alcaldía del Ayuntamiento de Ronda -la verdad es que no tengo muy claro qué cargo simultánea con el otro-, me vienen sorprendiendo por la contundencia con las que el dirigente socialista se muestra absolutamente convencido que las muchas obras pendientes por acabar en nuestra ciudad cumplirán sus plazos establecidos cuando algunas de ellas ni tan siquiera se han iniciado.
Destacando algunas de ellas, a preguntas de los compañeros de los medios de comunicación sobre la tan traída y llevada autovía a la Costa del Sol, anunciada a bombo y platillo por su correligionarios políticos, Cañestro dijo sin pestañear que “se cumplirán los plazos”. La cosa parece concluyente en principio, si no fuera porque esa carretera se tiene que finalizar en 2012, y desde su presentación en el Parador hace tres años y medio, poco antes de una contienda electoral curiosamente, la realidad dice que en este tiempo se ha publicado tan sólo un estudio sobre la posibilidad de su realización. Estudio que se tiene que someter ahora a exposición pública y un periodo de alegaciones que tardará lo suyo, y lo mejor de todo, es que cuando esos trámites administrativos hayan finalizado hay que conseguir que una empresa privada -la Junta no dará un duro porque quién quiera pasar por la carretera lo hará previo pago- se haga cargo de la construcción de la misma. Decirle a la gente que para dar a conocer un estudio se necesitan más de tres años, y para hacer una obra faraónica por la que ninguna empresa está interesada se podría tardar uno, es cuanto menos minusvalorar a los ciudadanos que por mucha buena fe que tengan no se pueden creer esa promesa, y más teniendo como ejemplo que con la carretera de Ardales, de menor calado por cierto, hemos tardado la intemerata de años y los arreglos todavía no se pueden dar por finalizados.
