Perdone el respetado lector que comience este pequeño escrito con una aseveración tan poco agradable, pero es así. Un amigo mío, erudito él, me lo hizo ver hace poco. Si viviéramos en la antigua Grecia, su desinterés por la política, “por la cosa pública”, le haría merecedor de ese apelativo tan hiriente.
Llamábase de esta forma, -y esta es la etimología de la dichosa palabra-, a la persona egoísta que sólo se preocupaba por su ámbito privado, desentendiéndose de lo general, de lo público, de todo aquello que se distanciaba de sus propios intereses personales.
Al igual que entonces, en los últimos años asistimos, con toda normalidad, a una desafección cada vez mayor de buena parte de la sociedad hacia ese ámbito global y generalista que solemos definir como “POLITICA”.
A menudo, en reuniones de cualquier tipo la gente realiza comentarios sobre las decisiones, -o a veces de la falta de decisiones-, que adoptan nuestros dirigentes. Pero no es menos cierto que, a pesar de la gran influencia que ellas tienen sobre nuestras vidas y sobre las futuras generaciones, a lo más que llegamos es a la descalificación superficial y al desahogo, antes de pronunciar el consabido: “¡Llena!”, tras el cual se suele proferir la frase más perniciosa, -la frase mortal podríamos decir-, típica del perfecto IDIOTA (siempre según la original acepción de la antigua Grecia): -“ SI AL FINAL, TODOS SON IGUALES“-.
Convencido estoy de que una mayoría de los POLITICOS sueñan con un mundo de “IDIOTAS” a los que, dado su escaso interés por todo lo que no sea su más inmediato espacio, es decir, por su bolsillo, y con unas dosis adecuadas de futbol o droga similar, les sería, -y de hecho les es-, tan fácil de dominar.
El mismo convencimiento tengo de que esa frase IGUALATORIA EN LA DESESPERANZA es obra de alguna de sus mentes diabólicas. Porque no hay nada que aniquile más al individuo que la desilusión y la desesperanza. Es como el dardo adormecedor que permite, usado certeramente, maniatar al león y hacer con él lo que se quiera.
Si consiguen alojar en nuestras mentes QUE NO HAY ALTERNATIVAS y que quienquiera que sustituya a los que gobiernan lo va a hacer igual de mal o peor, habrán ganado la partida PARA SIEMPRE. Nos habrán puesto frente al infranqueable muro de LO IMPOSIBLE, -que es el mas VERGONZOSO de todos los muros-, porque ante él el ciudadano se siente liberado de la obligación de realizar cualquier esfuerzo, se siente liberado de experimentar cualquier sentimiento noble que le obligue a la rebelión y a la protesta.
Un muro que, por su PROCLAMADA AUSENCIA DE OPCIONES, le permite refugiarse en su cómoda IDIOTEZ, justificando así su habitual egoísmo, que le lleva a concentrar toda su energía en lo que, de manera inmediata, es mejor “PARA ÉL”; sin pensar que a corto y medio plazo está cavando su propia tumba al renunciar a su derecho de participar en las principales decisiones que influirán sobre su propia vida y las generaciones que le sucedan.
Esa victoria (de los Políticos) les permitirá, en la más absoluta impunidad, seguir mintiéndonos con un descaro absoluto. Manifestando así el desprecio que sienten por el león una vez que han conseguido maniatarlo.
Desde los teledirigidos medios de comunicación, -de control público aunque de apariencia privados-, se seguirán aprovechando de ese respeto atávico que el siervo siente hacia “LA LETRA IMPRESA”: -“VIENE EN EL PERIÓDICO”-; y no digamos si hacen uso de ese difusor de ondas alucinógenas llamado televisión, el genocidio neuronal está asegurado: -”LO HAN DICHO EN LA TELE“-.
¿Qué como salir de nuestro posible estado de IDIOTEZ? Se me ocurren varios pasos a dar:
1º. No dejándonos engañar por la famosa frase pesimista de que “TODOS SON IGUALES”, que nos coloca ante el muro de la desesperanza y de la falta de acción.
2º. Combatiendo la ABSTENCIÓN y no dejando de ejercer jamás nuestro derecho al “VOTO” en cualquier tipo de elecciones; el único acto soberano al que estos “jíbaros” de la Democracia, después de cargarse LA ÉTICA, han dejado reducida la participación del ciudadano.
3º. Eso si, es necesario dejar de votar con las vísceras y hacerlo con la inteligencia; no en negativo (lo que sea peor para el partido político rival), y si en “positivo”, lo que sea mejor para el País, para España.
No quiero extenderme más. Seguro que habrá muchas otras fórmulas. Por favor, busquémoslas entre todos y pongámoslas en práctica. Es urgente que dejemos de ser IDIOTAS y que transmitamos a las siguientes generaciones la necesidad de no serlo, como nuestro -único medio de defensa ante una clase instalada en el poder que los ciudadanos califican ya como EL TERCER PROBLEMA DEL PAIS.