Soy, como muchos, de los que estos días está disfrutando los partidos que cada cuatro años nos traen los Mundiales de fútbol.
Este año en Sudáfrica (que no sé que se les habrá perdido por allí a los de la FIFA, o a lo mejor si lo sabemos todos viendo algunas imágenes) se han puesto de moda las llamadas “vuvuzelas” que no son más que una especie de trompetas que tienen una parte más delgada (por la que soplas bien fuerte, tal que ¡así!) y otra parte que se abre un poco (por la que sale el ruido, tal que ¡AAAASSSSIIII!).
Han intentado prohibirlas, ya que todos los medios de comunicación le han preguntado a los organizadores por este tema, ante las protestas de los asistentes al campo y los televidentes que sufren más que disfrutan de los partidos (en Inglaterra la BBC se está planteando quitarle el sonido a los partidos para no sufrir tanto el ruido). Pero tras la intentona de prohibición el presidente del comité que organiza todo esto ha dicho que no las pueden prohibir, que los sudafricanos llevan las vuvuzelas en los genes y que para ellos ver un partido sin estar soplando estos inventos del maligno no es lo mismo.
Viendo lo que llevan estos señores en los genes y tras visualizar las imágenes de los partidos me asiste una duda que se acrecienta conforme van pasando los partidos del mundial. ¿Llevarán todos los aficionados al fútbol genes de mamarrachos?
Porque hay que ver las imágenes, no sabía yo que para ver los partidos se tenía que poner uno como si fuera un árbol de navidad. Tienes que llevar un sombrero estrafalario, unas gafas tamaño XXXL, una peluca del color más chillón que encuentres, etc. Y si tu equipo pierde ¿cómo vuelves a tu casa? ¡Con la mala cara y esas pintas…!