La hermandad del Rocío de Ronda descansa desde la tarde del pasado jueves en la casa de hermandad de la aldea de Almonte, tras un peregrinar en el que el calor ha sido uno de los grandes protagonistas, aunque afortunadamente los incidentes registrados han sido leves y se han solventado con absoluta normalidad.
Tras la Misa de romeros del pasado domingo, cantada por el coro del Rocío, y donde se procedió a la bendición de las medallas de los hermanos que así quisieron, los rocieros emprendían su caminar, visitando en primer lugar el Convento de la Caridad, donde como es tradicional las Monjas que lo habitan cantaron al Simpecado. Posteriormente fueron despedidos por la junta de gobierno de la Archicofradía de María Auxiliadora. Después tendría lugar uno de los incidentes reseñables, cuando uno de los bueyes de la carreta se ponía un tanto nervioso, y con buen criterio se procedió a desenganchar los animales y seguir el camino por las calles a pie, por lo que el Simpecado no pudo rendir visita al Santuario de la Virgen de la Paz, donde Manuel Jiménez Friaza y la junta de gobierno desearon buen camino a los peregrinos.
Tras la visita al monumento de la Virgen del Rocío en nuestra ciudad, y el almuerzo en los terrenos de la Legión, la expedición emprendía el camino propiamente dicho que le ha llevado hasta la aldea, pasando por Coria, Santiponce, donde otra hermandad había ocupado los terrenos previstos para la acampada rondeña -el buen hacer del responsable de la Policía Autonómica Gabriel Fernández Rey, rondeño de adopción, solucionó el inconveniente-, paso por el río Quema, donde se bautizaron los nuevos hermanos, presentación en Villamanrique, paso por la Raya Real, puente del Ajolí y llegada a la aldea a las 8 de la tarde del jueves. Este sábado será la presentación ante la Virgen del Rocío, a la que se espera viajen muchos rondeños.