Hay una frase, no sé de quién, que dice: “cada uno de nosotros está solo y cuanto antes uno lo comprenda, mejor para él”, aunque lo he dicho muchas veces y lo comparto plénamente, no me considero autor ni mucho menos. La soledad es un estado en el que el sujeto, de forma deseada o involuntaria, carece de la compañía de otras personas. Este sentimiento, es una vivencia peculiar que un individuo puede sentir aún en presencia de otras personas. La soledad en las grandes ciudades es un padecimiento que sufren muchas personas que aunque sea paradójico, no tienen ni la compañía de sí mismo, para reparar, se recurre a estancias en lugares apartados donde descansar y reencontrarse consigo mismo.
Como remedio al aburrimiento está la vida afectiva que da a la existencia síquica una tonalidad de agrado mediante la relación de convivencia y atracción entre dos o más personas que comparten aspectos o épocas de sus vidas. Se participa de este modo de códigos a través de los sentidos que tienen como resultado el entendimiento y consecuentemente un mayor grado de paz y felicidad. Es muy curioso observar como el concepto de amistad o mas bien los sujetos objeto de esta relación personal cambia con el tiempo. Personas que llevan en este mundo ya un tiempo han podido comprobar que han tenido amigos de infancia, de colegio, de aventuras y en otras facetas de aspectos muy particulares y los han vivido de la misma forma en su momento, sin significar que después del tiempo hayan evolucionado de la misma forma y sigan siendo tan amigos.
Con frecuencia viene a nuestra mente pasajes de nuestra vida con los cuales nos transportamos al escenario y al momento en que tuvieron lugar, igualmente aparecen en escena los personajes que con nosotros compartieron el escenario, eran gente con la que hemos tenido una relación de coetaneidad, con el tiempo según la percepción selectiva de la realidad hemos llegado a ser muy amigos, los menos, y amigos o simplemente conocidos. En otras situaciones, el contacto se ha interrumpido y solo hemos mantenido el recuerdo como conocidos de una época; con la edad hemos ido cambiando el conjunto de mecanismos y procesos a través de los cuales el organismo adquiere conocimiento o interpreta el mundo y su entorno
Lo dicho no es solamente válido para parejas, familias, compañeros o amigos, lo es igualmente en muchos ámbitos de la vida para personas que comparten países o culturas. Son como códigos establecidos, no escritos pero vivos, que también han ido cambiando con los tiempos al igual que las personas.
El entendimiento a través de la vida afectiva puede producirse incluso entre seres de distinta naturaleza como es el que se da entre el hombre y los animales domésticos con los que comparte hábitat, incluso con objetos o seres inanimados de los que percibimos igualmente sensaciones; cuando contemplas la naturaleza o miras un árbol y percibes su quietud, tú mismo te apaciguas, ejemplo claro de onomatopeya.
Está claro que las personas tenemos una percepción selectiva que va unida a lo que tenemos en nuestra cabeza en cada momento de nuestra vida. Y tienen una consecuencia importante y es lo relacionado especialmente con la vida afectiva del sujeto. La Percepción Selectiva es un tema importante utilizado mucho por publicitarios, ya que los consumidores se pueden adherir o no adherir a algunas publicidades basándose en sus creencias preexistentes sobre la marca. No creo que haya personas de cierta edad a las que le entre en su cabeza que los cordones de muchos zapatos de deportes son solamente para llevarlos sueltos o que los pantalones sean para llevarlos caídos. El prejuicio de confirmación es la tendencia a buscar o interpretar información de modo que confirme nuestras propias preconcepciones y por el contrario, de desconfirmación, es la tendencia a realizar un crítico escrutinio de la información cuando contradice nuestras principales creencias y aceptar sin criterio aquella información que es congruente con lo que pensamos.
Con el paso del tiempo la interpretación del entorno va siendo cada vez menos selectiva y se puede llegar a ser amigos por estar jubilados simplemente.