Les prometo que hoy no iba a escribir sobre la portavoz del PP y fracturada candidata a la Alcaldía de Ronda. Y es que, créanlo, no gozo del placer por la crítica sistemática, por el escupitajo parcial, por el hecho de entrar en el tópico de dar leña y más leña. Todo se trata, siempre, de un alegato a la decencia, política por supuesto. Sin embargo, y tras morderme la lengua por evitar hacerlo, no he podido resistirme a enjuiciar, a criticar, o quizás a echarle en cara su incompetencia, por sus últimas declaraciones públicas, otra más, y en las que vuelve a insistir, vez tras vez, en lo de “hablar de oídas”, sin juicio e información objetiva; aquello de “oír campanas y no saber de donde vienen”, sino vocera de intereses determinados, puede que privados, pero convergentes en el propio PP, en sus cuitas y también prejuicios. Y en ello me ocupo, no en el hecho de su horrible uso de la sintaxis gramatical, o en el aspecto técnico o real del estado y actuación en caminos agrícolas, o de la presencia, romería, peregrinación, “in situ”, en los anejos o pedanías y en correspondencia con sus vecinos… sino en la esperpéntica imagen que vacía a los rondeños, de su huera capacidad de liderazgo y, sobre todo, de su ridícula preparación y conocimiento de lo que habla, o como intenta hacerlo, porque, como diría Marías, Maripaz es todo un mar de conocimientos de 1 centímetro de profundidad.
Existe un proverbio, no sé de donde, ni importa, que expresa: “Cuando el dedo del sabio señala la luna, los imbéciles se quedan mirando al dedo” En esto de la política, no hay nada nuevo, tan solo políticos buenos, que basan su gestión como servicio hacia el ciudadano; y los políticos malos que entienden la política como patinar sobre ruedas. Se va en parte a donde se desea, y en parte a donde le llevan a uno esos malditos patines. Y ahí está el problema de Maripaz Fernández en particular, y de la ¿dirección? del PP de Ronda, que siempre llega tarde, que maneja información sesgada, parcial y sometida a ciertos vínculos, compromisos o compadreos. En su caso, Groucho Marx, los definiría como artífices en hacer de la política un arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados.
En cualquier caso, les diría, a todos ellos, y le aconsejaría, en particular a la portavoz “popular”, que no sea tan sensible a las razones que enjuician su torpeza política, que no encuentre fantasmas allá donde no los hay, que se vacíe en justificar, u ocultar, o confundir, servicias, estupideces, hipocresías, indignidades, chanchullos, silencios, complicidades… y demás actitudes poco edificantes, que propician sus pataletas histéricas, y en la que pretende involucrarnos a tantos y tantos rondeños, a quienes nos deja en evidencia, y a quien lo único que le exigimos es que trabaje, que fiscalice con criterio, con solvencia, contrastando sus perspectivas de ciudad con las del gobierno…
Pero claro, siga así, señora portavoz del PP, siga así aburriéndonos, siga así mostrándonos lunas llenas, hinchadas, insoslayables, como un ladrón calculando sus posibilidades… como ese mirar al dedo cuando te hablan de la luna, pretendiendo meternos el dedo en el ojo para cegarnos y que nos veamos obligados a mirar a través de la confusión…
Aquí, cada vez más rondeños, ya hemos elegido hacia donde mirar, y no es precisamente a la “joya” de gran valor en el dedo por el que siente fascinación Maripaz, obviando la hermosa vocación política que podría representar la luna… y eso que ya llevas, Maripaz, más de 12 años en política para que te enteres de como son las cosas.
Rosa Iglesias.