Dentro de quince meses habrá de concluir lo que a buen seguro quedará denominado como el sexenio negro en la política local rondeña. Seis años que pondrán fin al despropósito en el que se ha convertido la vida pública debido a las actuaciones del por ahora alcalde. Muchas son las opciones abiertas, pero casi todas convergen en el final de las aventuras y desventuras políticas de este señor.
El Sr. alcalde posee el dudoso honor de haber dado mando en plaza al grupo Gil, cuando ya era clamorosa la utilización mercantilista que estos señores hacían de la política. Logró traicionar a cuantos incautos pactaron con él. Contribuyo con su gestión a los pobres resultados electorales del PA en las elecciones autonómicas, profetizando su hundimiento y desaparición. Todo para justificar su cambio de chaqueta. El partido andalucista no desapareció pero él si los traicionó.
Durante este sexenio negro ha logrado crear un ambiente encanallado y pendenciero donde la información ha sido sustituida por la propaganda, las ideas por ocurrencias, los argumentos por insultos y el trabajo serio por chapuzas fáciles.
Este último concepto es el que ha pretendido esconder emponzoñando la vida pública: su absoluta inutilidad para gestionar ninguno de los proyectos que pasan por sus manos; mucho tiempo dedicado a las conspiraciones y poco al trabajo.
Ahora “transfugado” al PSOE ha olvidado que en este partido el gen de la supervivencia está hiper-desarrollado y sus boceadas cuentas para las próximas elecciones no son más que el cuento de la lechera instantes antes de la caída del cántaro. Demasiado desgaste para tan poco premio. No es previsible que sea el candidato.
Las fuerzas políticas rondeñas deberían prepararse para un escenario político diferente al previsto inicialmente y es en ese punto donde se detectan carencias.
En apresurados movimientos, dos partidos han dado a conocer a sus candidatas a la alcaldía. En política como en todo en la vida existe un tiempo para cada cosa; hay un tiempo para las campañas electorales y hay un tiempo para hacer política. Actualmente es tiempo de oposición no de campañas electorales.
Mientras el PP se esfuerza en mostrarnos a su candidata no está fiscalizando la desastrosa gestión que el Sr. Alcalde hace de los planes E, MEMTA, etc. Estos fondos se están utilizando en una política pseudo-Keynesiana realizando pequeñas chapuzas que no contribuyen a la creación de infraestructuras que redunden en la economía rondeña, con sus cuatro mil parados a cuestas. Se han podido ver como trabajadores, previamente pasados por la estigmatizadora foto con el sr. Alcalde, lechean las calles del pueblo en días de lluvia. Todo un ejemplo de gestión.
En vez de iniciar una prematura campaña electoral los partidos en la oposición deberían dedicarse a pedir las explicaciones pertinentes sobre la venta del campo de fútbol, que aún está pendiente de cobro. Ocho meses hace que el campo de fútbol no pertenece al Ayuntamiento de Ronda. O se cobra o vuelta a la notaría a recuperar la propiedad del inmueble.
Como ven tarea opositora no falta, pero el cambio en los tiempos les impide realizarla.
Centremos ahora la mirada en las dos candidatas presentadas. El tránsito del Sr. Alcalde de perdedor a preboste municipal no fue algo casual, estuvo propiciada por actos y decisiones de personas que hasta allí lo alzaron.
La señora Fernández no dudó un instante en poner su voto a disposición del Sr. Marín. No puso pegas en ascender al grupo GIL a responsabilidades municipales, aún con la operación Malaya empezada. Parte de lo que es ahora el Sr. Marín se lo debe a la hoy candidata del PP. Sus escenificaciones en los plenos no hacen olvidar que con ella como aliada, la Gaceta y sus insultos ya existían, con su silencio como cómplice.
Por su parte la señora Barriga fue corresponsable directa de aquella moción de censura; su voto también aupó al Sr. Marín a la alcaldía e introdujo al GIL en el Ayuntamiento. La propaganda utilizada a posteriori de sus desavenencias con el alcalde y su marginación posterior no sirven de excusa. Para ser marginada por el Sr. Marín no hace falta más que estar cerca: “Quien con infantes pernocta excrementado alborea”. A saber el porqué de aquella inquina, desde luego no fue por su defensa de los valores democráticos. Todo lo que ahora la señora Barriga achaca al Sr. Marín ya lo hacia con ella en el gobierno municipal y por entonces no solo callaba sino que lo defendía con la misma vehemencia que ahora utiliza para atacarlo. Esta señora tiene gran parte de responsabilidad del estado de excepción que vive ahora la política rondeña.
Ambas son parte del problema que por un motivo u otro se han quedado fuera del reparto, y no por voluntad propia. Volvemos al histórico bucle oligarca: los mismos se presentan a lo mismo y acaban haciendo lo mismo de lo mismo. Tanto el PP como el PA todavía tienen tiempo de rectificar.