Todos tenemos una ilusión o un anhelo en esta vida y lo peor que te puede pasar es que ese sueño se trunque en pesadilla, más aún cuándo toda tu vida la has dedicado a ello.
El año pasado por estas fechas Cristóbal estaba cumpliendo su sueño. Empezó en el motocross siendo joven (un deporte que necesita aparte de dedicación, dinero, ya que no es una práctica en la que la publicidad sea grande, aparte de no tener un sueldo que llevarse a la boca) por ello, en lo mejor de su carrera tuvo que optar por dedicarse a su profesión, en el ramo de la construcción, para poder sacar adelante a su familia. Inculcó a sus hijos su amor por las motos, llegando a gastarse grandes cantidades de dinero para que ellos consiguieran el sueño que él no llegó a conseguir, los acompañó y animó hasta el punto de hacer de ellos unos Campeones Mundiales de los que sentirnos orgullosos.
Luchó por hacer en la serranía un circuito donde poder entrenarse para no tener que mandar a sus vástagos tan lejos, también por dar a conocer este deporte, tan sacrificado, a todos sus conciudadanos y conseguir hacer de este deporte minoritario una salida a los más jóvenes, tuvo poco apoyo y menos ayuda pero no cejó en su utópico deseo.
Al fin, con 42 años consiguió hacer realidad algo por lo que había luchado tanto, participar en el rally más famoso del mundo, el Dakar. Pero fue ahí donde el sueño se tornó en pesadilla, en una etapa especialmente dura tuvo una caída que lo dejó en coma, del que pudo salir tras mucho pelear. Pero el golpe con aquella piedra maldita le ha dejado secuelas importantísimas. Estas Navidades ha vuelto a su casa, por fin. No está en las mejores condiciones, pero ahora es el momento de decir “Ánimo Cristóbal” y estar con él, ahora es cuándo todos le debemos devolver lo que ha dado por este deporte por el que apunto estuvo de perder la vida. Ahora Cristóbal, ahora. Ánimo héroe.
Jose cabello.