Entrar en la Real Feria de Ganado de Ronda es lo más parecido a viajar en el tiempo y trasladarse a esa época donde un apretón de manos era el más blindado de los contratos, las más duras negociaciones se hacían compartiendo una cerveza en la barra de un bar y el regateo se convertía en todo un arte.
Todo el espíritu de la más añeja y tradicional compra y venta de animales se respira desde ayer en el recinto ferial en la edición donde se conmemora el quinientos aniversario de uno de los eventos de estas características más antiguos de Andalucía que fue nombrado como Real por una cédula firmada en 1509.
Este año estrenan ubicación ya que se ha adecuado uno de los laterales del recinto de feria de la ciudad para dar cobijo a las cientos de personas que llegan desde todos los puntos de la región para realizar tratos de compra y de venta de los casi quinientos animales que han llegado a la ciudad.
La Feria de Ganado de Ronda cuenta con la supervisión de la Oficina Comarcal Agraria que ha controlado que el recinto cuente con todas las normas básicas para este tipo de eventos en los que se llegan a realizar unas 100 guías o tratos entre los ganaderos.
El delegado de Agricultura y Ganadería, Antonio Aranda, se mostró su satisfecho de haber podido conseguir que, aunque se hayan suspendido el resto de actividades de la Feria de Mayo, se haya mantenido este evento, “que más que una tradición ganadera ya forma parte de la tradición cultural e histórica de la ciudad”. 2500 metros cuadrados, de los que 800 son cubiertos por una enorme carpa dan cobijo a ganaderos provenientes de todas las provincias andaluzas. El director de la OCA en Ronda, Juan Luis Muñoz destacó que “es una sorpresa la alta participación que estamos comprobando en estos tiempos de crisis donde parece que la afición por los caballos sigue teniendo muchos seguidores”. Destacó que, con el paso de los siglos, el uso de estos animales ha pasado de ser fundamental para tareas tanto agrícolas como de otra índole, a ser fruto de la afición a la equitación.