A las personas más especiales
Si no les hablas, no te dicen nada
En un mismo pasillo, la voz no te sale
No es largo el paseo, que de pronto se acaba
Se aleja tu hermano, se marcha tu hermana
Verbigracia de alguien, para quien eres todo
Pero todo se olvida, nada se para
En el comedor del colegio, con mi yogur de fresa
La mía vino en otoño, a media mañana
Me vino un amigo a contar la sorpresa
Sumábamos un nuevo cubierto a la mesa
Sonaron campanas, nació la princesa
Trepamos a una alcoba, por un angosto camino
[entré por la puerta de atrás]
Y envuelta en mil tules y un pergamino
La flor por quien soy, me vino a entregar
Pesó por lo menos tres quilos,
La flor nueva, un capricho, el azar
Algo de tiempo después sobrevino
[no le gusta la fruta]
Le duele el oído, ¿serán los dientes?
El rastrillo, los manguitos, el primer torpe caminar
[el mar: los rizos sobre tu frente]
Te perdí la pista, entre tanta gente
Hoy pintas tus uñas y das sombra a tus ojos,
[algo es diferente]
¿ya dije que nada se para? ¿ya dije que es lo corriente?
Una mañana de otoño, decía,
De hace hoy quince años
Pasó la cigüeña y dejó a la princesa.
Leñe,
No llores, Manolo, disfruta por ver su belleza;
Ahora es una mujer. Dichosa la vida te enseña
[Sentimientos se encuentran, se abre la verja]
Y crece tu hermana pequeña