Hay que ver lo que nos hemos acostumbrado a los eufemismos. Cuando salgamos de la crisis –si no caemos por el camino- habremos asimilado muchísimas relaciones semánticas nuevas. Todo comenzó con aquella “desaceleración” de Zapatero, luego entendimos que cada vez que alguien decía “ajustes” en el gobierno de Rajoy significaba que nos iban a dar bien por culo y ahora hemos aprendido gracias al señor Rosell que los millones se distraen. Lo bien que aprendieron todos estos la lección del ministro Goebbels.
Florentino Pérez será todo lo que queramos, pero a la hora de echar cuentas el presidente de ACS es de errar poco. Ya dijo él que los números con Neymar no le salían y que si el Barça podía firmarlo por cincuenta y siete millones que enhorabuena, que él se gastaría noventa y pico en Bale.
¿Qué noventa millones es una barbaridad? Lo será, pero si en el Madrid los tienen que los gasten en lo que quieran. El Tata Martino dijo que era una falta de respeto. Ahora que parece que ellos se gastaron más en su estrella brasileña dice que “es un tema “dirigensial”, nosotros a lo nuestro que es jugar”. Ay gorrión.
Yo no quiero cometer el error de prejuzgar a alguien que ni siquiera ha pasado aún por el banquillo. Rosell no ha sido aún ni citado para declarar. Pero que si ha dimitido, será por algo. Y que habrá que buscar en qué se han “distraído” los cuarenta kilitos que faltan.
“Més que un club”, sí. “Més que un “clú”, un “puticlú””, decía un amigo mío, cuando yo aún me creía aquello del “seny” y los “valors” y esas milongas tan bonitas que tan bien nos vendía Guardiola. Aquello ilusionaba y merecía cuanto menos el respeto de los que éramos y somos ajenos a esas historias. Pero la verdad es que con el distraído Rosell todo se fue al garete. Cuando llegaron las vacas flacas el “seny” y los “valors” marcharon con la promesa de renovación de Abidal o el regreso al Palau de Pete Mickael.
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Mt 7,15-16.