¿Cómo se siente tras recibir las Biznaga de Plata?
Pues ante todo muy agradecida. Agradecida porque hayan tenido en cuenta mi trabajo y los años de empeño. No es un camino fácil y que de pronto el Festival de Cine de Málaga se acuerde de mí para ser yo quien recoja este premio en una gala dedicada a profesionales de nuestra provincia es algo que emociona muchísimo. Es la ciudad donde me formé como actriz y subirme al escenario del Teatro Cervantes para algo así es algo que no me hubiera imaginado cuando era estudiante.
¿Qué ha supuesto para tí ganar este premio además en Málaga?
Pues para mí, más que un reconocimiento es una acogida a la industria audiovisual malagueña. Yo me fui de Málaga cuando terminé de estudiar en la ESAD y es una ciudad de la que cuesta marcharse, y a la que gusta mucho volver, sobre todo si es para trabajar. En estos años en los que he vivido en Madrid siempre he tenido la sensación de haber abandonado los círculos malagueños a nivel profesional. Sí es cierto que Málaga me ha ofrecido oportunidades laborales a lo largo de estos quince años (mi primera película, funciones en MicroTeatro o En la pista, la función que hice el verano pasado en el Teatro del Soho, que produjo Antonio Banderas), pero no tenía esa sensación de pertenencia. Y con este premio creo que la recupero. Para mí ha sido algo muy bonito descubrir que estaba más presente de lo que yo pensaba.
¿Cómo valoraría el mundo de la interpretación actualmente?
Difícil, como siempre. Somos muchos los que peleamos cada día por hacernos un hueco, y el embudo por el que queremos colarnos es muy estrecho. Es cierto que desde que llegué a Madrid a ahora la cosa ha cambiado con la aparición de las plataformas. Hay más proyectos, muchísimos más, por lo que las oportunidades se amplían, pero también es cierto que todo es más fugaz. Honestamente, es una profesión que nunca ha vivido un buen momento a nivel general. La mayoría de los actores de este país no vive exclusivamente de su profesión, tenemos que hacer malabares.
¿Es dificil crecer en este mundo?
Fácil no es. A nivel interpretativo creo que los actores vamos creciendo cada día, llenamos “la caja de herramientas” con la madurez que nos va otorgando la vida, y con la formación que adquirimos a lo largo de los años.
Pero a nivel laboral, no es tan sencillo. Esto no son unas oposiciones en las que si has tenido más experiencia te dan más puntos… Un día estás trabajando en una función de teatro maravillosa y al siguiente de relaciones públicas en un tablao flamenco o de recepcionista en un hotel… y al siguiente entras a formar parte del reparto de La Casa de Papel. Y tal vez luego estés un año parada porque no sale nada… Para bien o para mal, en esta profesión te puede cambiar la vida de un día para otro, por eso hay que estar muy preparado a nivel psicológico para saber lidiar con la incertidumbre, gestionar las expectativas y mantenerse perseverante. Yo siempre digo: sabíamos a lo que veníamos, ningún padre le dice a su hijo “estudia Arte Dramático que Almodóvar te está esperando” (jejeje).
De todos los trabajos interpretativos que has realizado. ¿Con cuál te quedas o cuál te ha producido mayor satisfacción?
Qué difícil! Creo que uno de los mayores retos que me ha tocado lidiar ha sido tener que sustituir a Belén Cuesta en La Llamada. Cuando me llamó para que me incorporara al reparto (en principio sólo para tres funciones) sentí por primera vez el vértigo a nivel profesional. Me enfrentaba a interpretar un personaje muy carismático y muy querido por el público, que ella bordaba, y no sabía si podría terminar siendo un regalo envenenado. Al final me quedé dos años trabajando para Los Javis y disfruté mucho con Milagros. Es un personaje maravilloso… Con Amanda, de La Casa de Papel también me sentí muy satisfecha, más por ella que por mí. Es una chica de la que abusan sexualmente y a pesar de las circunstancias es capaz de enfrentarse a su abusador y plantarle cara. Fue un placer darle voz, por tantas mujeres que se han visto en algo así y no han podido alzar la voz.
¿Qué características te destacarías como actriz?
Esta pregunta es aún más difícil de contestar, me da mucho pudor… Es más fácil ver las características de otro que de uno mismo, jejeje! Más que verlas, reconocerlas.
Realmente no sé que decir…Me voy a remitir a algo que me dijo Natalia Menéndez cuando me dio el papel de El Salto de Darwin. Ella me dijo que le interesaba de mí para ese papel mi humor, mi fuerza y mi fragilidad.
¿Qué papeles son los que más te gustan interpretar?
Me gusta mucho hacer comedia, a pesar de que en televisión apenas me han dado papeles cómicos. De hecho cuando me llegó La Casa de Papel me sorprendió muchísimo porque nunca pensé que mi primer papel fijo en una serie sería dramático. Disfruto ambos tipos de papeles, pero sí que es cierto que en la comedia es donde más cómoda me siento.
Actualmente, ¿estás inmersa en algún proyecto?
Actualmente estoy terminando la gira por España de El Salto de Darwin, que dirige Natalia Menéndez y escrita por Sergio Blanco. Es un sueño poder subirse al escenario con actores como Jorge Usón, Goizalde Núñez, Cecilia Freire o Pablo Gómez Pando.
¿Qué planes de futuro tienes de cara al mundo de la interpretación?
Pues seguir peleando. Por ahora no tengo proyectos futuros cuando acabe la gira, pero espero que pronto salgan cosas. El plan más inmediato es seguir peleando y confiando.