Cuarenta años de profesión tras el objetivo de su cámara realizando un impecable trabajo son más que una justificación de este reconocimiento que recibirá Rafael Díaz y que además se realizará en un acto que se celebrará en su ciudad, en Ronda, el próximo 26 de abril. Hemos aprovechado este premio para repasar con él más de cuatro décadas tomando el pulso a la vida con su cámara de fotos.
¿Qué significa recibir este galardón?
Estoy totalmente emocionado porque, además, lo recibo en mi pueblo que es lo que yo más quiero. No tengo nada más que palabras de agradecimiento porque además voy a ser el primer periodista en recibirlo y, si no me equivoco, el primer rondeño.
Tras cuarenta años de profesión, ¿Qué balance puede hacer de este tiempo?
Sin duda es un balance muy importante porque son cuatro décadas de trabajo. Estoy muy satisfecho con mi carrera profesional. Naturalmente ha habido de todo y he hecho cosas buenas, cosas peores y cosas regulares. Una oportunidad que me ha dado mi profesión es la de viajar por todo el mundo haciendo cosas importantes en los cinco continentes y conociendo también gente muy importante.
¿Cuándo fue la primera vez que tuvo una cámara de fotos en sus manos?
Recuerdo que con diez años ya hacía fotos con mi padre, que tenía una tienda en la calle la Bola. Así empecé a hacer algunas fotos con una cámara grande de caoba que aún conservo en casa.
¿El fotógrafo nace o se hace?
Creo que se hace. Puede tener algo por dentro pero creo que se hace. Yo tenía mucha afición y creo que algo desde dentro te tiene que mover, pero el fotógrafo de prensa, como todos los periodistas, se hace, no tanto estudiando, como con experiencias, con viajes, hasta que llega un momento en que se siente uno realizado. Creo que es algo que ni se estudia ni se nace, sino de todo un poco. Con el tiempo es como tienes que madurar la profesión para poder hacerla bien.
¿Tiene alguna fotografía de la que se sienta especialmente orgulloso?
Hay muchas fotos importantes en mi carrera, de buenos y malos recuerdos. De estos últimos recuerdo que un avión se estrelló en el aeropuerto de Málaga y hubo 54 muertos. Yo tuve que estar allí durante toda la operación de rescate de los cuerpos y fue algo terrible. En la otra cara de la moneda me viene a la mente una fotografía por la que recibí uno de los tres premios ‘Andalucía’ de periodismo, que tengo. Me lo dieron por una fotografía que hice en el puerto de pescadores de Algeciras en la que se ve a una mujer que besaba a un marinero que llegaba después de haber estado bloqueado en el puerto con peligro de caer el mar.
¿Hay alguna foto que le hubiese gustado o le quede por hacer?
Me hubiera gustado mucho haber retratado en París a Peinado y a Picasso, dos monstruos de la pintura reconocidos por el mundo, mi paisano rondeño menos que Picasso, pero los dos eran igual de buenos con formas de pintar muy similares. Me parecen dos personajes muy importantes en la pintura pero además muy peculiares.
¿Si tuviera que describir Ronda con una fotografía, cual sería?
De Ronda, entre otras muchas cosas, me admira como fotógrafo por una luz que no he visto en ninguna otra parte del mundo. Cuando, por mi trabajo, venía menos, me iba a la Alameda, veía los árboles de Grazalema sin problemas, y es por la luminosidad que tiene. Cualquiera que tenga problemas de vista que venga a Ronda y sabrá si ve o no ve bien.
Al margen de las típicas imágenes de Ronda, ¿Hay algún rincón especial que merezca en su opinión una buena foto?
Me encanta toda la zona histórica, no sólo porque soy ‘ceporrero’, sino porque tiene un encanto y una luz especial. Cuando vas por las calles entran unas luces distintas dependiendo del día o la hora. Cada vez las ves distintas gracias a las luces que las convierten en una maravilla.
