Lola Lobato es una joven pintora rondeña. Tiene 25 años y cuenta en su haber con un grado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, realizado en Sevilla. Como cientos de autónomos, se ha encontrado de golpe y cuando iniciaba sus primeros pasos en el mundo del arte con la pandemia de coronavirus, pero pese a ello ha podido salir adelante gracias a su constancia y hábil manejo de los pinceles.
Unos pinceles que empezó a utilizar siendo una niña. «Lo aprendí de mi padre Miguel y de mi tío Paquirri, a los que se les da bien eso de pintar», recuerda para este reportaje. Desde entonces ya ha plasmado en acuarelas (su especialidad) cientos de cuadros, que se han vendido en Andalucía, Madrid, Galicia, Irlanda, etc. Incluso, el lienzo que le entregó la alcaldesa, Maripaz Fernández, al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, durante su reciente visita a Ronda recogía una imagen del Puente Nuevo realizada por Lola.
Especializada en pintura de retratos de personas y en paisajes urbanos de la Ciudad del Tajo, se ha visto sorprendida durante los meses de confinamiento por los encargos que le realizaban numerosos clientes para dejar inmortalizados a sus mascotas, principalmente perros y gatos, en un cuadro.
Todo ocurrió después de que hiciese un retrato al perro de su prima, a partir de ese momento le llegaron numerosas peticiones por Internet en el mismo sentido. «Querían colgar en su salón un cuadro con su perro o gato».
Lola Lobato, o LLR, iniciales con las que firma sus cuadros, afirma que en estos tiempos difíciles ella ha tenido suerte, y aunque con dificultades, puede vivir de su pintura. «Hay muchos jóvenes que se están interesando en estos momentos por el arte como salida laboral. Les animo a intentarlo, pero hay que ser constantes y comprometidos», señala.
