Decía Rosana en su entrevista a este periódico que era hora de ponerse guerrillera, y lo demostró con creces en su visita a la ciudad del Tajo. La artista ofreció un recital eléctrico, lleno de fuerza y alejado de su vertiente más acústica, que puso a bailar a buena parte del público que se dio cita en el Vicente Espinel y que llenaba aproximadamente dos tercios del aforo.
En todo momento la artista canaria se dirigió a los presentes para bromear con ellos, algo que hizo ganarse su simpatía desde el primer momento, además de pedir su participación en las canciones, que fueron desde sus temas más clásicos hasta los del nuevo disco.