María Dúctor vivirá este año una de las ferias más especiales de su vida, tras ser designada presidenta de las Damas Goyescas. Empresaria y enamorada de los caballos, es jueza nacional de doma vaquera, la única mujer que existe en toda España en la más alta categoría.
A pocos días del inicio de las fiestas, nos atiende para contarnos cómo está siendo su experiencia, y qué espera de esta feria 2019.
¿Qué supone para usted ser presidenta de las Damas Goyescas?
Imagínese, es un gran reconocimiento, un cargo que te ofrecen porque has destacado en algo o porque te ven posibilidades para representar a Ronda. Es un honor que entre todas las mujeres valiosas que hay en Ronda me hayan elegido a mí, y estoy muy agradecida.
¿Cómo recuerda el momento en que se lo propusieron?
Fue en una feria, la alcaldesa, que entonces era Teresa Valdenebro, y la delegada de Fiestas, María José Sánchez. Yo me quedé encantada, no me lo esperaba. Me lo pensé porque conlleva mucha disponibilidad de tiempo y organización. Si lo vas a hacer, quieres hacerlo bien y estar a la altura. Así que lo consulté con la familia y finalmente les dije que sí encantada.
Ya han tenido lugar algunos actos, como la imposición de medallas y el nombramiento oficial, donde sorprendió a todos con una intervención muy poética y con un baile flamenco.
Sí, quise hacer algo especial como muestra de agradecimiento. Y tuve que pedir ayuda, claro, porque yo no tengo tanta habilidad. Así que recurrí a José María Tornay, Ainhoa Pérez, Miguel Lorca y Antonio González, que son personas muy reconocidas en Ronda, para que entre todos pudiéramos hacer algo bonito. Quería asegurarme de que iba a estar bien asesorada y que todo salía bien, y espero haberlo conseguido.
Tiene una gran vinculación con el mundo de los caballos, ya que, entre otras cosas, es juez nacional de doma vaquera. ¿Cómo fue su recorrido hasta llegar ahí?
Empecé hace unos 15 años con la Federación Andaluza de Hípica. Yo ya estaba muy implicada en el mundo del caballo, y vi que había cursos para juez y que tenía la opción de probar. Y organizaron en Ronda un curso de doma vaquera territorial, así que lo hice. A partir de ahí, vi que me gustaba y que me iba bien, y fui pasando los exámenes que te piden para subir de nivel. Y también fui ampliando la mira a otras disciplinas, como la doma clásica y la alta escuela.
«He procurado involucrar a la gente de mi alrededor para que también se sientan parte de mi presidencia»
Conforme iban saliendo cursos, me presentaba y me preparaba para conseguir nuevas metas, hasta llegar al nivel más alto de doma vaquera a principios de año. Ahora mismo soy la única mujer juez de doma vaquera de esta categoría a nivel nacional, e incluso a nivel internacional, porque ya se está compitiendo también en Italia, en Francia y en Portugal, y organizamos concursos internacionales.
Imagino que, aunque este año tenga más compromisos de lo habitual, no perdonará ir a la feria a caballo al menos un día.
Claro, quiero ir el jueves, que es cuando se hace el día del caballo. Y la idea es que las Damas Goyescas vayan también en coches de caballos. Estamos organizando un pasacalle desde el Barrio de San Francisco hasta el Real, para que Ronda nos vea por sus calles, y así realzarlo un poco más. Además, vamos a quedar con ganaderos que vienen de Pruna con unos 80 animales. Queremos prepararles una entrada como se merecen, nos encontraremos con ellos en Martínez Astein y desde ahí iremos juntos hasta el Real.
¿Le ha costado compaginar todos los preparativos de la feria con su trabajo y su labor como juez?
Al final tienes que delegar y pedir ayuda a amigas y a gente que te asesora, como ocurrió en el nombramiento. Tienes que dejar algunas cosas de lado, pero bueno, se consigue. Y, sobre todo, he procurado involucrar a gente de mi alrededor, que me está ayudando mucho y hace que todo salga más bonito. Y así ellos también se sienten parte de mi presidencia.
Esta feria va a ser un tanto inusual, por el cambio de fecha de la Corrida Goyesca. ¿Usted lo prefiere así, y tener dos fines de semanas de actos, o con la Goyesca en la feria, como siempre?
Yo simplemente me voy a adaptar a lo que hay, y de eso intentaremos sacar lo mejor. Este año es así, y es el que me ha tocado a mí. Las dos opciones tienen cosas buenas y cosas malas. Como usted dice, así vamos a tener dos fines de semanas importantes. Y en el lado negativo, pues es verdad que a lo mejor debería estar dentro de la feria. O también la podríamos alargar. Pero bueno, yo no quiero entrar en lo que no está en mis manos. Cada uno hace las cosas con la mejor intención, y lo que tenemos que hacer ahora es aprovechar lo que tenemos.
«Este año podemos quedarnos el sábado de la Goyesca en el centro y el siguiente tener otro día bueno en el Real»
También es verdad que el fin de semana, con la Goyesca, nos quedábamos en el centro y dejábamos el Real un poco desangelado. Cerraban las casetas, no había almuerzos, no había paseos a caballo… Entonces, esta vez podemos estar el primer fin de semana en el centro, con la Corrida Goyesca, y el sábado siguiente tener otro día bueno en el Real. Porque el jueves se nos estaba quedando corto, se formaban muchas aglomeraciones y los caballos no podían circular. A mí me gustaría potenciar eso, y me consta que las casetas están preparando almuerzos con precios interesantes y actuaciones para atraer gente, y vamos a tener otro día bueno.
Este año solo hay cinco damas. ¿Cree que eso ha hecho que tengan una relación más estrecha, o le hubiera gustado tener un grupo más grande?
Yo no he tenido un grupo más grande, y no sé cómo se maneja, pero supongo que será más difícil. De esta forma, no hay subgrupos, es muy fácil de manejar, nos conocemos todas y nadie se queda fuera. Además, así nos vamos a lucir más y a tener un sitio más destacado en las carrozas y en el palco de la plaza de toros, que otros años ni siquiera cabían todas y tenía que rotarse. Yo creo que cinco o seis es un número ideal.
¿Cómo ha sido el proceso de creación de su traje goyesco, desde la idea hasta el momento de tenerlo por fin listo?
Al principio me costó, porque soy muy indecisa. Tuve que documentarme mucho, porque como no tenía planes de ser presidenta, no tenía una idea fija. Fui al Museo del Traje de Madrid, estuve viendo pinturas, buscando… Y también viendo fotos de presidentas anteriores para intentar no repetir mucho, pero claro, son muchos años ya, y se han hecho muchos trajes. Al final me decidí por el corte imperio, porque ha habido pocos así, y me gustaba ese estilo más elegante, más presidencial. A partir de ahí, estuve trabajando con Javier Jiménez, que ha sido mi gran ayuda, y con mis primas, amigas y demás. Todo ha sido por consenso, el mérito no es solo mío. Para la chaqueta, quería que tuviera relación con el mundo del caballo, con un corte tipo alta escuela, más bajo y con las almenas debajo. Y como toque goyesco, le pusimos un enrejado azabache con madroños.
¿Ha tenido la ocasión de hablar con Patricia Castaño, la anterior presidenta?
Sí, Patricia fue la primera que me llamó para ofrecerme su ayuda. Ya tenía una estrecha relación con ella, porque las dos somos de la Peña El Catite. Pero no solo ella, también Ana Gómez se volcó conmigo, igual que Amparo Molina. De hecho, las tres estuvieron presentes en mi cena de la presidenta, que se hace cada año, porque yo quería que tuvieran también su momento especial. Y lo mismo puedo decir de otras presidentas anteriores. Muchas se han molestado en llamarme para ayudar en lo que necesitara.