Otro año que no pudo ser. La lluvia impidió que la Real Hermandad del Santo Entierro de Cristo y Nuestra Señora de la Soledad pudiese iniciar su estación de penitencia en la tarde del Viernes Santo, y sus dos tronos de horquilleros se tuvieron que quedar en el interior de la Casa de Hermandad, en la calle Empedrada, donde se concentraron cientos de fieles llegados desde todos los puntos de la ciudad.
Al ser la procesión oficial de la Semana Santa rondeña una amplia representación de la Corporación Municipal estuvo presente, además de otras autoridades civiles y militares, a las que se unieron numerosas mujeres vestidas de mantilla.
Las lágrimas en los ojos de los hermanos de Santo Entierro empezaron a brotar en el momento en el que el hermano mayor comunicaba a los presentes que este año tampoco podía ser, y que se quedaban otra vez en casa.
Eso sí, se abrieron las puertas y los hermanos horquilleros mecieron los dos tronos bajo los sones de la Banda de Música Juvenil de la Cruz Roja de Sevilla, y la Banda de Música ‘Las Golondrinas’ de Vélez Málaga.
El barrio de San Francisco lloró en la tarde del Viernes Santo.