Durante la pasada semana tuvimos la oportunidad de sufrir el Debate del Estado de la Nación de 2.013. Todo un lujo para los amantes del dolor ajeno y propio, del sufrimiento por norma y de no poder sonreír ni siquiera ante el último chiste.
El Presidente del Gobierno entró al hemiciclo como el que va a la UVI y el jefe de la oposición lo metió en planta tras la revisión, lo hizo revivir cual pésimo puntillero al toro de la peor faena que se conocen por estas plazas, ninguno de los dos estuvo a la altura necesaria de un país que se está desangrando poco a poco, informativo a informativo, noticia a noticia. No sabemos el tiempo que estará el Presidente en planta, pero sospechamos que pronto volverá a la UVI y con él nosotros.
El Presidente dijo, con todo descaro, que había hecho lo que tenía que hacer aunque no cumpliera sus promesas, cuando a un político lo único que se le pide es que cumpla las promesas electorales, no sirve el decir “me he encontrado una herencia” puesto que si es así, también es culpa suya, una de sus labores en la oposición es fiscalizar al Gobierno, no sólo criticarlo sin ton ni son. También volvió a prometer lo del IVA a los autónomos, otra vez ¿espera que le crean ahora? Y si vienen mal dadas, hará lo que tenga que hacer, incumpliendo lo dicho, ya lo ha dejado claro.
Se esperaba que hablara algo de la corrupción y lo hizo: medidas más duras y prescripción más tarde. Cuando lo esperado es una ley que obligue a dimitir a cualquier político con sombra de duda y no pueda presentarse hasta aclarar lo sucedido.
Por otro lado tenemos a la oposición. Una ex ministra pidiendo que se ayude a los necesitados, olvidando que pidió cuando gobernaba juzgados para agilizar los desahucios, pero claro ahora no gobierna. ¿Y los demás? Alguno en su mundo paralelo y otro desaparecido ante las sombras de corrupción de su grupo. Y si señores, desgraciadamente, este es el nivelito de los políticos que defienden la “marca España”.