La Policía Nacional de Ronda dio a conocer ayer los detalles de la operación que se saldó con la incautación de ocho obras de arte falsificadas que unos supuestos coleccionistas de arte de Madrid trataron de vender a anticuarios rondeños el pasado mes de noviembre por alrededor de 120.000 euros. Los cuadros son réplicas de pinturas de autores de tan reconocido prestigio como Picasso o Rubens, entre otros.
La operación fue abortada por la Policía antes de que se llegase a concretar la venta. Los agentes procedieron a decomisar la mercancía, perfectamente embalada en cajas de madera para obras de gran valor, al no poder acreditar los dueños su propiedad de forma documental, así como su origen lícito. A pesar de ello, el encuentro en un céntrico restaurante rondeño llegó a producirse, aunque para entonces los agentes ya tenían conocimiento de la reunión y tenían el dispositivo montado para hacerse con este especial botín de falsificaciones.
Tras hacerse con los cuadros, entre los que se encuentran dos supuestos autoretratos del pintor malagueño, los investigadores iniciaron el proceso para comprobar si se trataba de cuadros verdaderos procedentes de algún tipo de robo o de falsificaciones que los vendedores trataban de «colocar» como auténticas a sus clientes. Finalmente, tras más de dos meses de seguir el rastro de los cuadros, pudieron constatar que se trataba de obras falsificadas, aunque algunas llegan a tener pegado en la parte posterior un certificado de autenticidad realizado en Estados Unidos.
Los ocho ejemplares que fueron intervenidos podrían haber alcanzado en el mercado un valor de unos 160 millones de dólares si hubiesen logrado ser vendidos como auténticos, aunque los supuestos coleccionistas madrileños trataron de cerrar la operación con los compradores rondeños en unos 120.000 euros.
De momento son dos las personas que han sido imputadas por el intento de venta de obras falsificadas como auténticas, aunque no se descarta que el rastro que han dejado estos cuadros pueda originar nuevas detenciones.