Opinión

Huele a cuerno quemado

No sé porqué, pero me huele a cuerno chamuscado, achicharrado casi, percibo intenciones ocultas, los rehenes del tripartito se están rebelando contra el puenticidio de la zona sur (hoces levantadas y sangría de votos).

Aunque pueda estar equivocado, el corte del Puente tiene los días contados. Es una sensación esta la mía que emana del sexto sentido, aunque sé de sobra que basta decir o anunciar algo para que los investidos cambien de opinión, vaya a ser que te den la razón y de eso ‘ni mijita’; en esta ciudad nuestra, que algunos gobiernan como si fuera un pueblucho de mala muerte, se lleva hasta el final la máxima: “esto se hace cuando yo diga y a mí me dé la gana”, por ser exquisito y no expresarlo como realmente lo dicen y encima se molesten, porque están con la piel de un fino que no admiten ni la más mínima desconsideración de una población harta hasta la misma coronilla y mucho más arriba incluso.
Si hace catorce meses, cuando se propuso, se hubiera iniciado el ‘ESTUDIO DE VIABILIDAD DEL VIAL VIABLE’, la archifamosa y repetida A-L-T-E-R-N-A-T-I-V-A, estaríamos ahora en la situación coherente y adecuada, hoy ya sabríamos si se puede hacer ‘tremenda barbaridad’ y si es ‘viable el vial’, y ahora estaríamos pensando con la cabeza y moviendo el trasero, y no al revés, pensando con el trasero y moviendo la cabeza, para conseguir como financiar ‘este vial viable’. Pero no, ha hecho falta cabrear a miles y miles de personas, tener a toda la zona sur de Ronda en pie de guerra, malgastar tiempo, esfuerzo y energía innecesaria que se podría dedicar a construir algo juntos, ¡Qué utopía! Pero claro ‘aquí ahora mando yo’, y yo hago las cosas por ‘principios y política y por el interés general’ los demás que sois mis súbditos lo hacéis por intereses particulares, partidistas y puro egoísmo. Y el remate del tomate: protestan, se manifiestan y algunos se indignan cuando se miente con tamaño descaro, porque NO TIENEN ARGUMENTOS.

De verdad, de verdad, que es para tirarse al suelo con las piernas y los brazos hacia arriba y mearse ampliamente de risa. No será que no quieren escucharlos o que no logran entenderlos: torpeza tras torpeza. El Puente lleva diez días abiertos, según anunciaron, por peligro de desbordamiento del arroyo de las Culebras, y yo me pregunto de nuevo ¿Qué tiene que ver ese arroyo con el puente? ¿Tan tontos nos creen para que nos traguemos semejante tontería? El Puente se ha abierto porque saben que la CIRCUNVALACIÓN NO ES LA ALTERNATIVA y con el temporal y el aumento de tráfico es un peligro y de los gordos. Esa es la razón, pero no lo van a reconocer. No son personas, ni políticos, son dioses y saben más que nadie, porque para ello están investidos: “Si quieres conocer a fulanillo dale un carguillo”. Cinismo y lecciones de moralidad por bandera.

Me maravilla y me divierte ver una y otra vez como intentan restablecer la complejidad de sus negativas, apelando a la responsabilidad a través de los dones políticos otorgados precisamente por quienes niegan; escuchar sus tristes confesiones, sus frágiles mentiras, la debilidad de su compromiso insensible y ‘anti-empático’ entre ellos y los otros (los que pensamos que las cosas se pueden hacer de otra forma), como pueden ser capaces de alterar el vínculo más irrompible de la historia de Ronda: el ALMA de Ronda es el Puente y lo que UNE, esa es la esencia de esta ciudad, ahora precisamente DIVIDIDA POR SU PUENTE.

Puede haber ‘principio’ más contradictorio. Entre los rondeños y las medidas fallidas se ha constituido un hiato indefinible en lo que fue un diptongo irrompible; los del otro lado vuelven psicológicamente a sentir el muro, el precipicio, la barrera que, felizmente y con un esfuerzo descomunal de nuestros antepasados, se salvó hace 230 años.
Y no es que estos investidos inspiren irritación, indignación o hastío, sino que encima nos hostigan y nos atormentan con la musiquilla de la preservación del patrimonio, salvarnos de la contaminación y hacernos andar o pedalear mucho, y para ello nos crean un problema mayor que el que había. La cualidad más valorada de un político es la de ser un gran seductor, saber como convencer cuando se toman decisiones difíciles de entender; no sirve ejercer el poder de manera absoluta, imponiendo, porque se corre el riesgo de que las personas se sientan despreciadas, incomprendidas, olvidadas y no tenidas en cuenta, se les remueva la conciencia democrática adormecida, se levanten y se rebelen. Y eso es lo que ha ocurrido y va a seguir ocurriendo si no retranquean y cambian de actitud. Un consejo les doy: busquen la libertad más que el poder, y en todo caso si buscan el poder que sea para favorecer la libertad. Lo esencial en un político es que una vez llegado al poder pruebe luego, sintiendo la voz del ciudadano y no del pelota y de adulador, que merecía ejercerlo.

En democracia el pueblo es soberano, y nunca lo es el político que manda pero no gobierna. El ciudadano puede ser noble y sumiso, pero a la vez es más libre de lo que muchos se creen. No pueden empecinarse porque se auto-acepten la ficción consistente en pretender que se deduce, cuando en realidad se domeña.

Ese es el gran error, el asco de la población o quizá la tontería más gorda. Mi sentido común, contrario por la visto al bien común, no logra entender sus mágicas explicaciones o sus delirios ocultos. Sus complicados cálculos han resultado falsos, porque un puente no se puede cortar si no se construye otro, es de cajón y no hay otra opción. Porque a la gente cuando se manifiesta una y otra vez y presenta su desacuerdo no se la puede tratar como malditos grillos, que molestan, pero esperaremos que salga sol para que se callen, a lo noche siguiente volverán. Las personas debemos tener la certidumbre de que somos auténticos ciudadanos que nos sentimos la tiranía del poder que lo mira con un sentimiento de servidumbre o lo que es peor como ignorantes, por ahí si que no entramos. El odio, la tontería y el delirio producen efectos duraderos, pero la lucidez, la justicia y la benevolencia deben alcanzar también los suyos. Elijamos qué preferimos.

Como acertadamente decían los griegos, a veces es necesario recorrer doscientos mil estadios para volver de nuevo al punto de partida. No tienen suficiente ya, volvamos a empezar de nuevo, pero, por favor, por los cimientos. Las ideas, los trabajos, las decisiones… se interrumpen, se comprueban, se analizan, se repiensan y luego son reanudados o se empieza de nuevo. Y NO PASA NADA. Obstinarse en el error creará un mal peor. Tan malo es vacilar demasiado como decidirse prematuramente, y aquí ha habido un atrevimiento desesperado en la decisión. Y querer tener razón demasiado pronto es lo mismo que equivocarse. Han faltado los pilares que sostuvieran esa razón, se ha pretendido hacer un pan con una torta, faltan las infraestructuras necesarias, entonces todo sería bienvenido, aceptado y comprendido.

Sueño, espero y deseo una aquiescencia más sensata o una buena voluntad más flexible. Imaginemos una libertad simultánea, en la que dos acciones, dos estados, serían posibles al mismo tiempo. Como dictar dos textos a la vez o hablar mientras se sigue leyendo. Inventar un modo de vida en el que pueda cumplirse perfectamente la tarea más pesada sin tregua total; proponerse incluso eliminar la noción física de la fatiga hasta el consenso y el acuerdo. De nuevo seducción y no imposición.
Ahí queda eso, para la próxima espero y deseo haya acuerdo y el sujeto prevalezca sobre el objeto y sepamos encontrar la síntesis entre ambos, para eso hace falta buenas IDEAS y voluntad de encontrarlas.

 


Un comentario en “Huele a cuerno quemado

  1. Paco Vidal

    «¿Que será, que no quieren, o que no logran entendernos?» Las dos cosas a un tiempo:
    Ni quieren (sus dictatoriales principios se lo impiden) ni pueden. (les falta talante democrático).
    «Busquen la libertad más que el poder, y en todo caso, si buscan el poder, que sea para favorecer la libertad». Demasiado complejo para los herederos del Socialismo Real.
    Sepa usted Sr. Peralta, aunque se que usted lo sabe, que cuando en los años treinta del siglo pasado el Gran Stalin (del cual estos señores han heredado sus principios) implantó sus famosos planes quinquenales en la desaparecida URSS, prefirió que perecieran millones de personas, en una de las mayores hambrunas que ha conocido la humanidad, antes que reconocer el fracaso de los mismos y dar marcha atrás.

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