Este pasado domingo la localidad de Algatocín celebró su tradicional Día de la Candelaria, festividad que se conmemora en el pueblo desde tiempo inmemorial. Pese a la lluvia, que impidió la salida de la procesión, los vecinos abarrotaron la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario en un ambiente marcado por la devoción y el fervor de todos los presentes.
La eucaristía se inició a las 12:30 horas y en el transcurso de la misma se realizó la presentación de los niños nacidos en el municipio durante el pasado año, a los que se les impuso la medalla de la Candelaria y recibieron la bendición del párroco, que también consagró las roscas, panes que tradicionalmente han formado parte de esta celebración litúrgica en conmemoración al cercano Día de San Blas. Tiempo atrás, las mayordomas y las personas más pudientes eran los encargados de comprar las roscas en las panaderías del pueblo para después repartirlas entre los demás mayordomos y muchos vecinos. Además, también era una costumbre que madrinas y padrinos ofrecieran una rosca a sus ahijados. Actualmente, gran parte de los asistentes a la misa siguen llevando su rosca para que sea bendecida por el párroco.
Por otro lado, como se ha explicado anteriormente, la lluvia que comenzó a caer durante la mañana de ayer en Algatocín no permitió que la Virgen de la Candelaria saliera del templo para recorrer en procesión las calles del pueblo. Por ello, al finalizar la misa se llevó a cabo la simbólica suelta de dos palomas por parte de las mayordomas, que como es tradicional acudieron a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario vestidas de mantilla. La suelta de las palomas, que suele realizarse al término la procesión, representa la ofrenda de “un par de tórtolas o dos pichones por la Presentación de Jesús en el templo”, como establece la tradición cristiana.
Según el santoral católico, el Día de la Candelaria se celebra en torno al 2 de febrero en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento (a los 40 días) (Lev. 12;1-8).