El personal está un poco mosqueado y lo acaba de demostrar. Como diría el Defensor del Pueblo Andaluz, D. José Chamizo, está hasta el gorro.
Sin entrar a valorar la asistencia a las manifestaciones del 25-S, como siempre con cantidades muy dispares según quien cuente a las personas, ni la actuación policial, según mi opinión un poco excesiva, ni ver las consecuencias de todo ello. En fin, el personal está más mosqueado que un pavo en Navidad.
Los políticos se están cargando el estado de bienestar, ese que tanto trabajo y tanto tiempo ha costado conseguir, por el que llevan trabajando y consiguiendo varias generaciones, de un plumazo y a través de decretos leyes, se está yendo al garete del tirón, como expresaba la copla popular. No hay más que ver y valorar las encuestas y valoraciones que sitúan a la clase política como uno de los mayores problemas del conjunto de la población, por encima de lacras como el paro o el terrorismo.
Y lo peor de todo es que se tiene la sensación de estar creando una nueva clase social por encima de todos y de todo, al margen de la ley, a la que no puede robar o manipular concursos, dar subvenciones o encargar trabajos según convenga, y si alguno es pillado, juzgado y condenado, tenemos al gobierno de turno para indultar, ha habido más indultos a ladrones de guante blanco (políticos y banqueros, de esos de trajes carísimos de Armani y corbatas de seda de a 100€ la pieza) que de honradas personas a las que la necesidad les hace llevarse una barra de pan y cuarto y mitad de salami.
Mientras sigan bajando sueldos, subiendo impuestos y dejando en la pobreza a la ciudadanía y ellos, en cambio, cobrando miles de euros en dietas de alojamiento, aún incluso teniendo la vivienda en Madrid, en taxis, en viajes, en comilonas y varias prebendas más, no bajará la indignación y, ojo, se los puede llevar a ellos por delante, y no de muy buenas maneras.
