Opinión

¿Tenemos un tripartito, o un cuatripartito?

Marín Lara con miembros de la formación en una reunión de partido.

Quién siga la política local con alguna frecuencia habrá notado durante estos casi dos años en los que viene gobernando el Tripartito, que Alianza por Ronda (APR), la formación política que puso en marcha de la noche a la mañana el ex alcalde (primero andalucista y después socialista), Antonio Marín Lara, Toti, y con la que logró tres concejales, viene ofreciendo una oposición de muy baja intensidad, y según algunos comentaristas, estaría actuando incluso como “muletilla” de Valdenebro y de su equipo.

Para llegar a esta conclusión únicamente hay que ver o escuchar sus interminables intervenciones en los plenos (en los que hay cámaras de televisión), y donde lanza piropos de forma continua a los ediles que forman parte del Tripartito, incluso en más de una ocasión hasta para el portavoz de IU, Álvaro Carreño, a pesar de que esta formación de izquierda fue una de las artífices de que acabara en los tribunales en 2011 por el caso Acinipo.

Felicitaciones a Paco Márquez (PSOE), a Isabel Barriga (PA), y a la propia alcaldesa han sido tónicas habituales en los plenos, donde los de Toti incluso le ha salvado la cara en más de una ocasión a socialistas y andalucistas, cuando IU se abstenía cuando había que votar cuestiones relacionadas con el ‘urbanismo a la carta’.

Y todo esto viene a raíz de las últimas declaraciones que esta semana he escuchado en una radio y en una televisión local por parte de Toti, en las que el líder de APR le restaba importancia al ‘caso boda’, en el que podría resultar implicada Valdenebro y otros de sus ediles, tras las declaraciones realizadas ante la juez por el dimitido concejal socialista José María Jiménez.

Decía Toti que la alcaldesa se equivocó y no le hizo caso cuando le aconsejó que no llevase este asunto a la Fiscalía, y que el escándalo se dirimiese en el ámbito del Ayuntamiento, con la puesta en marcha de una investigación interna. Resulta que llegados a este punto me sorprende ver cómo un líder de la oposición se dedica a dar consejos a los que gobiernan para intentar salvarles el trasero (popularmente denominado culo).

Pero no contento con estos comentarios Toti va más allá e intenta quitarle arrestos al asunto, señalando que si Valdenebro tiene que declarar como investigada (imputada), lo más que le puede pasar es que la inhabiliten “políticamente”.

Yo no soy jurista, pero el señor Marín Lara, que es letrado sabe que de demostrarse que se ha cometido una ilegalidad las personas implicadas podrían enfrentarse a presuntos delitos de prevaricación, falsedad documental y malversación de caudales públicos. De confirmarse su culpabilidad, se podrían imponer penas de tres a seis años de cárcel e inhabilitación especial para ocupar cargo público. Vamos una ruina personal, política e incluso profesional.

¿Le parece poco a Toti estas condenas que se podrían imponer en caso de comprobarse los hechos denunciados por la Fiscalía?

Tal vez esta postura de APR venga derivada porque a su líder no le interesa que en las próximas elecciones municipales de 2019 el PSOE se desfonde y él no pueda sumar con esta formación de cara a un pacto de Gobierno. Es más productivo poder sumar con el PSOE, por un lado, y con el PP por otro. Así se consigue una mejor negociación, cargos y puestos.

Otro aspecto que mueve a Toti a ser la muletilla del Tripartito es que, ante un PP, que según las encuestas que se manejan y que no se han hecho públicas, lograría los mejores resultados de su historia en Ronda, es mejor no desgastar más al PSOE, por si cuesta alcanzar algún acuerdo con los populares. Siempre es mejor tener dos opciones.

Igualmente, Toti, político con experiencia y de largo recorrido, sabe que ya le quitó al PSOE todo lo que pudo en los comicios de 2015 en La Dehesa, El Fuerte, La UVA y otras barriadas que le apoyaron. Es difícil conseguir más en este caladero. Ahora busca los votos de los tres ediles del desaparecido PA, que, según sus cálculos siguen siendo suyos. Eso piensa.

Pero incluso, antes de las elecciones la cosa podría cambiar: ¿podríamos enfrentarnos a una moción de confianza en la que se tuviese que elegir un nuevo alcalde?, ¿se saldría IU del Gobierno ante el escándalo de un presunto delito de corrupción?, ¿estaría dispuesto Toti a gobernar con PSOE y PA, pese a ese mismo escándalo?

Una serie de preguntas, sensaciones, declaraciones, acciones… que le llevan a uno a pensar: ¿Tenemos un tripartito o un cuatripartito?

 


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