La peregrinación de la imagen de la Reina de la Serranía supuso el fin de la estancia estival de la imagen en las Cuevas de San Antón
La Virgen de la Cabeza descansa ya en su altar de Santa María de la Encarnación, la Mayor. Tras finalizar su estancia estival en las Cuevas de San Antón, el pasado sábado la Reina de la Serranía regresaba a su templo a hombros de los horquilleros y acompañada por numerosos fieles y devotos.
El camino se inició tras la celebración de la Eucaristía, presidida por Fray José Luis Gavarrón, hermano que particípó activamente en la reorganización de la Hermandad en 1980. Ya en los pinos se emprendió la peregrinación a los sones del rezo del Santo Rosario según la corona franciscana. Se intercalaban cantos alegóricos a la Virgen, que esporádicamente fueron surgiendo de los devotos que la acompañaban.
El traslado estuvo plagado de imágenes bucólicas con el atardecer de telón, que hicieron de los dos kilometros del recorrido un paseo corto, agradable e inolvidable.
En la Pila de Doña Gaspara recibían a la Virgen el delegado municipal de Fiestas, Vicente Becerra, y el presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, Salvador Carrasco, que se unieron a la comitiva. El barrio de San Francisco, unido a la Virgen de la Cabeza desde siempre, fue testigo un año más de la visita que se realiza a la Hermanas Franciscanas, que con alegría cantaron a su Virgen.
Con el repique de campanas se anunciaba el final del camino; las hermandades de la Aurora y la Vera+Cruz salían a recibir a la Santísima Virgen y ya en el templo, el párroco y consiliario de la Hermandad, Salvador Guerrero, daba la bienvenida por el feliz regreso. Finalmente la Hermana Mayor, Clara Martín, mostraba su gratitud, en nombre de la Hermandad, a todos los que han propiciado la estancia en las Cuevas durante el verano y tras la salve a la Virgen, finalizaba un año más la peregrinación romera de Ronda, que se alarga durante tres meses en la Ermita a extramuros de la Ciudad.
