Oriundo de la Riojilla burgalesa, Isidro García Cigüenza lleva afincado en la Serranía de Ronda los suficientes años como para haberse sentido prendado por ella. Fruto de esa admiración son las numerosas investigaciones que desde 1985 ha venido realizando, algunas ya publicadas, como Habla y fantasía en la Serranía de Ronda, Los moriscos, Juegos infantiles, Curaciones y otras hierbas en la Serranía de Ronda, etc., todas relativas a esta sorprendente comarca. Entre los libros que ha publicado destaca la trilogía formada por Bandoleros en la Serranía de Ronda (1998), Arrieros en la Serranía de Ronda, Alpujarra y Campo de Gibraltar (2002) y Brujas (2006). En 2008, Editorial La Serranía reeditó su libro más conocido: Bandoleros en la Serranía de Ronda.
Entusiasmado por la riqueza antropológica que descubre en su entorno, ha venido colaborando en diversas revistas y libros, con estudios sobre arquitectura popular, educación, fiestas, costumbres, artesanía o rutas de interés etnográfico, elaborando además guiones para algunos documentales.
Ya jubilado de su trabajo de maestro sigue con su labor pedagógica recorriendo las escuelas de la comarca con su burra y enseñándo las costumbres, el habla y la cultura de la Serranía a los niños.
Ha recorrido con su burra Molinera el antiguo camino desde Algeciras hasta la Alpujarra pasando por la Rondas y Granada, en ese recorrido fue muy comentado y admirada la visita que, acompañado de su burra Molinera, realizó a la Alhambra. Isidro siempre comenta que recuperar ese camino sería institucionalizar algo similar al Camino de Santiago
Molinera murió por su edad y, tras guardar el luto conveniente, Isidro buscó otra compañera de viaje, una nueva burra nieta de Molinera, con la que ha iniciado este verano otra aventura singular, ir andando desde la Serranía de Ronda hasta Salamanca siguiendo la Vía de la Plata para conmemorar el aniversario de un viaje similar que realizó el gran rondeño Vicente Espinel hace ahora cuatrocientos años. Estos días de ola de calor espantosa le han sorprendido en Mérida, donde tras dos días de recuperación ha continuado camino hacia tierras cacereñas.
Preguntado por el actual viaje que está realizando, con su habitual entusiasmo y energía exclama: “Una burra abre como nada el corazón de la gente”, haciendo referencia a los cuidados y atenciones que suscita allá por donde va.
De momento, y pese a las altas temperaturas con que se está encontrando durante el camino, sigue de manera firme y decidida su marcha, de cerca de 600 kilómetros, para recordar aquel mítico viaje que realizó nuestro insigne rondeño Vicente Espinel, que hace ahora, también casi cuatro siglos, escribió la novela picaresca ‘Vida del Escudero Marcos de Obregón’.