El Centro Pompidou Málaga acoge hasta el próximo 17 de septiembre una colección inédita compuesta por 4.000 diseños de Philippe Starck que invitan a entrar en la imaginación del diseñador francés.
Al acto de inauguración de ‘Starck, dibujos secretos. 4.000 croquis desvelados’ han acudido además del artista, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la directora del Centre Pompidou París, Julie Narbey; la comisaria de la muestra, Marie-Ange Brayer; la edil de Cultura, Gemma del Corral, y el director del Centre Pompidou, José María Luna.
Durante el mismo, Philippe Starck recordó que está trabajando en el proyecto de la almazara ecológica de Ronda, «uno de los lugares más poderosos del mundo», dijo. También explicó que el visitante a la muestra lo puede descubrir, ya que «está escondido», porque «está entre los diseños y les corresponde descubrirlo, porque no está marcado».
Sobre el proyecto de la almazara en sí, apuntó que es «el objeto más increíble de mi vida», ya que «me gustaría sintetizar todas las fuerzas de Andalucía en un bloque increíble, que muestre la fuerza de Andalucía y España». Puntualizó que no habla sobre el aceite de oliva, ha relatado que se sentirá «una gran lección de humanidad, y habla de nosotros, de vosotros los andaluces».
La almazara ofrecerá una serie de elementos que Starck considera que son representativos de Andalucía y de su fuerza, como pueden ser el sol, la tierra, la tauromaquia o los sabios andaluces. Además, también se mira al arte andaluz con un ojo de Picasso. Y por supuesto un gran cuerno que sale del edificio.
Tramitación
Hay que recordar que el proyecto de la almazara ha iniciado su tramitación administrativa, después de que la Corporación Municipal aprobase en un pleno celebrado el 24 de abril, con los votos a favor de PP, PSOE, APR y PA, la innovación (modificación puntual de elementos) del PGOU, para autorizar esta actuación en suelo agrícola.
Esta actuación, que se quiere poner en marcha para 2020, supondrá una inversión de 18 millones de euros y signigicará un importante revulsivo para la actividad turística de la ciudad.
Diseñador
Philippe Starck es uno de los pocos diseñadores de los que se puede decir que sus obras se encuentran en todas partes, tanto en objetos del día a día como en la imaginación. Tras la creación de su estudio Ubik, Starck ha concebido más de 10.000 proyectos que atraviesan los ámbitos de la creación con una misma obsesión: crear objetos al servicio de la gente.
La historia de la exposición, según el diseñador francés, «es demostrar, para explicar, la creatividad y mostrar que todo el mundo puede hacerlo».
Para Starck, el objeto debe ser «justo», «prestar servicio», ser útil funcional y emocionalmente. Desde los años 80, Starck ha creado numerosas obras icónicas, tanto en el diseño como en la arquitectura de interiores, entre los que se encuentran las sillas Richard III (1982) y Costes (1983), el taburete Mister Bliss (1980) o la lámpara Ara (1986), atribuyendo a su piezas nombres originales, intrigantes y divertidos con los que pretende crear un vínculo afectivo.
Starck recurre a tubos de acero, a patas en forma de trípode en objetos oscuros, a formas arquitecturadas y gráficas. Renueva el lenguaje del diseño a través de objetos transgresores y abre nuevas formas de percepción donde el objeto está dotado de un comportamiento simbólico y expresivo.
Así, frente a los ensamblajes y adhesivos posmodernos de los años 80, Starck recurre a formas monolíticas primitivas, a formas zoomórficas, presentes en sus primeros proyectos arquitectónicos en Japón: el proyecto para el concurso de la Ópera de Tokio, que nunca llegó a ver la luz (1986) con Jean Nouvel; el edificio Nani Nani (1989) de Tokio, realizado en cobre oxidado; el Baron Vert (1992) en Osaka con una fachada hermética e incisiones orgánicas; el Asahi Beer Hall (1990) y su llama dorada que surca el cielo nipón.
Después llegarían la Alhóndiga (2010) en Bilbao, el Port Adriano (2012) en Mallorca o el complejo deportivo Le Nuage (2014) en Montpellier, ejemplos todos ellos de una arquitectura orgánica y demostrativa, concebidos como ágoras, al estilo de las «plazas de pueblo» accesibles para todos. En todos sus diseños, Starck sugiere escenarios, situaciones de la vida cotidiana de las que cada uno se puede apropiar.