Aunque quedan aún jornadas, los trabajos van a muy buen ritmo y algunos están incluso concluidos.
Cada dos años, Genalguacil, el pueblo museo, aumenta el catálogo de sus obras y se convierte en un refugio que rezuma arte en muy distintas y variadas formas. Estamos ya llegando a la parte final de esta XI edición de los Encuentros de Arte que finalizan el próximo 15 de agosto y empiezan a tomar forma las nuevas expresiones de talento de los artistas que un año más se han dado cita en Genalguacil para hacer gala de su ingenio delante de sus habitantes y de los visitantes.
El particular encanto de esta confluencia de artistas radica en que las obras que realicen durante estos días no formarán parte (en su mayoría) de ningún museo ni exposición, sino que quedarán ya permanentemente como decorado urbano de la villa, que se sitúa en el Valle del Genal.
“Tenemos algunas dificultades para encontrar espacio en el que exponer nuestras obras” nos comenta la hispalense Aida Carvajal, quizás sea porque es ya la XI edición y las calles de Genalguacil están llenas de obras de otros años. Aida está llevando a cabo dos proyectos en este encuentro, ambos esculturas, su especialidad, bajo el título de “El Descansito” y “Mujer Recostada”. La sevillana está encantada con los encuentros, aunque lamenta el poco trato del que está disfrutando con la población local. “A diferencia de mis compañeros yo tengo menos contacto con la gente de aquí porque estoy trabajando en la nave de artesanos todo el día”, explica.
Quien sí que está teniendo contacto con los genalguacileños y además se está viendo muy beneficiada por ello es Marta de Pablos, onubense. Su proyecto es una instalación interactiva que se divide en tres esculturas, las cuáles representan a la sociedad, el medio ambiente y el arte. El hecho de que se esté viendo beneficiada por la implicación de los habitantes del pueblo se debe a que su proyecto se titula “Deseos Embotellados” y necesita botellas vacías que le aportan los vecinos de Genalguacil, en las que los propios lugareños introducirán hojas de papel con sus deseos.
Precisamente un vecino francés que ha ido a llevarle botellas a Marta ha sido uno de los pocos colaboradores que ha encontrado el madrileño Gonzalo Polo para su proyecto de los “Pajarracos”, que es como llaman a los buitres en Jimena de la Frontera, donde vive Gonzalo desde hace dos años. El vecino francés le ha llevado una azada para ayudarle a construir su escultura, hecha con aperos de labranza, que manipula para darles forma y que se parezcan a esos buitres que pretende hacer. Gonzalo está encontrando menos ayuda en la población porque “los aperos de labranza son objetos que la gente usa como piezas de museo, para dar a las casas un aspecto rústico” justifica el artista. Aún así lleva un buen ritmo y poco tardará en terminar su proyecto.
Rafael Alvarado, coordinador de los encuentros, ha querido hacer balance de los mismos, superado el ecuador del evento. A pesar de quedar tiempo, señala que hay trabajos como el “Árbol con pájaros” de la lituana Ona Juskiene y otros, que se terminarán en breve, como los de Marta de Pablos y Aida Carvajal. El resto de los seis artistas también concluirán sus trabajos dentro del plazo establecido.
Por supuesto, un año más, los Encuentros de Arte de Genalguacil han supuesto un tremendo éxito, que no sólo es palpable durante estos quince días, si no que dejará huellas artísticas visibles para siempre.