Si el Papa está en Roma todos los miércoles y tiene lugar en el Aula Pablo VI del Vaticano una catequesis y posteriormente la Bendición Papal en la Plaza de San Pedro para todos los que hasta allí llegan.
Este miércoles ha sido especial, la catequesis hablaba sobre la esperanza, meditando la cita bíblica “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien!”. Ha indicado que “con las palabras de Isaías nos preparamos a celebrar la fiesta de la Navidad”. El Profeta –ha explicado Francisco– nos ayuda a abrirnos a la esperanza y a acoger la Buena noticia de la Salvación con un canto de alegría, porque el Señor está ya cerca.
“Y viendo al pequeño Niño de Belén, los pequeños del mundo sabrán que la promesa se ha cumplido, el mensaje se ha realizado. En un niño apenas nacido, necesitado de todo, envuelto en pañales y puesto en un pesebre, está contenida toda la potencia del Dios que salva”, dice el Papa.
Por eso, el Pontífice ha recordado que “la presencia de Dios en medio de su pueblo”, entre los pequeños, en las realidades adversas o cuando llega la tentación de pensar que nada tiene sentido, “se convierte en portadora de libertad y de paz”. Por eso “son hermosos los pies de aquel que corre a anunciar esto a sus hermanos”, pues “ha comprendido la urgencia de este anuncio para un mundo que necesita a Dios”.
Miles de personas le esperaban en el Aula Pablo VI, y le han recibido con la alegría y el entusiasmo característico de estos encuentros. Todos se acercaban a ambos lados del pasillo, para poder pedir al Santo Padre una bendición y felicitarle por su cumpleaños, ya que este sábado cumple 80 años. Y a coro todos los fieles presentes en la plaza han cantado “cumpleaños feliz”. Por su parte, Francisco ha dado las gracias a todos por las felicitaciones y ha bromeado diciendo que en su país, felicitar antes del día “da mala suerte”.
Esta audiencia ha sido muy especial para el sacerdote rondeño Salvador Aguilera López, que trabaja en la Santa Sede para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en Roma desde hace nueve años, y su madre Francisca López Jiménez, ya que han podido saludar personalmente al Santo Padre y regalarle una caja de Yemas del Tajo, “presente que representa la ciudad de dónde venimos Ronda” explicaron.
Grandes embajadores de nuestra tierra y el producto más característico de la ciudad. Seguro que el Papa Francisco ha tocado el cielo al comerlas.