En el inicio de curso político del Partido Popular de Ronda se volvió a abrir el debate que viene sonando en el último año acerca de modificar la Ley Electoral para que gobierne la lista más votada. Nuestro sistema electoral necesita un cambio para aumentar la calidad democrática y que los políticos no jueguen con la voluntad de los ciudadanos en los despachos para sentarse en el sillón habiendo perdido.
Un sistema de elección directa a Alcalde que con diferentes matices ya emplean muchos de nuestros vecinos europeos, daría mayor legitimidad al Regidor y reforzaría su figura. El sistema que más me gusta es similar al presidencial: se emite un doble voto, uno para los candidatos a concejal y otro para los candidatos a Alcalde y así, somos los electores los que decidimos quien queremos que sea el máximo responsable de nuestra localidad y no el grupo de políticos de turno. Esto conllevaría a aumentar la estabilidad local, dado que quedaría inoperante la moción de censura puesto que al Alcalde no lo ha elegido el Pleno. Además, esta reforma contribuiría a recuperar la confianza de los ciudadanos en la política puesto que, hoy en día, se sienten desapegados -entre otras cosas- por los pactos que tras las elecciones municipales pasadas, han arrebatado la Alcaldía a los partidos que han sacado mayorías simples haciendo falta incluso la unión de 4 fuerzas políticas distintas para desplazar a la lista más votada.
Es evidente que la moción de censura puede ser empleada de forma interesada como un elemento de desestabilización política, aunque en teoría está configurada para una finalidad totalmente contraria, que es la de garantizar la continuidad de los gobiernos locales en aquellos casos en que se planteen crisis de gobierno. Ésta, podría ser cambiada por otro mecanismo de control, como la posibilidad de que una mayoría cualificada de la Corporación inste la convocatoria de elecciones a Alcalde por causas debidamente tasadas y evitar así, que ocurra lo mismo que viene sucediendo con las mociones de censura, el “quítate tú que me pongo yo” que propicia el alejamiento de la voluntad popular al Gobierno. Sin duda, esta reforma debe llevar aparejada otra competencial que equilibre la relación entre el Regidor y el Pleno.
Parece difícil que una reforma tan importante se lleve a cabo cuando ni siquiera se ponen de acuerdo para formar Gobierno en la Nación. El Partido Popular quiere abanderar una reforma de este calibre, mientras tanto, seguiremos padeciendo –por parte de todos los partidos- pactos de perdedores y mociones de censura que en pocas ocasiones encuentran una verdadera justificación como la grave crisis de Gobierno que se evitó en Ronda en 2011.