Poco han tardado los colectivos conservacionistas en reaccionar contra la inclusión del proyecto de construcción de un centro de recepción de visitantes en una de las laderas de las cornisas del Tajo. El pasado martes, día que fue aprobado provisionalmente el nuevo PGOU, los correos electrónicos solicitando inundar el Ayuntamiento de Ronda con alegaciones a ese proyecto se multiplicaban por momentos.
Lejos de los matices legales, los ecologistas han decidido dar una primera batalla contra este proyecto, que consideran que supone un atentado contra el patrimonio histórico y visual de la ciudad. Además, dicen no entender cómo se puede promover la declaración de las cornisas del Tajo como monumento natural y al mismo tiempo impulsar la construcción de un aparcamiento en una de sus laderas.
De igual modo, el consejo consultivo de Medio Ambiente también se pronunciaba de forma unánime contra el desarrollo de este proyecto, aunque se trata de un órgano que es de carácter consultivo y no es vinculante para el gobierno municipal.
Mientras tanto, desde el Ayuntamiento de Ronda defienden la transparencia que se ha tenido en la tramitación de este proyecto, que, aunque con cambios, ya fue contemplado por el propio equipo redactor del PGOU como un intercambiador.
Por su parte, los promotores han realizado diferentes modificaciones del mismo, pasando de un edificio en superficie a una construcción casi totalmente soterrada, que conllevaría una reestructuración del tráfico en las proximidades de las murallas de Almocábar.