La nueva Dirección General cambia el término Memoria Histórica por el de Memoria Democrática. Cambio retórico que no parece que haya aportado nada positivo sino más bien confusión. Por lo que parece más acertado mantener Memoria Histórica que es un término que identifica, no solamente en España, sino en el mundo entero, la labor de recuperación y difusión de aspectos sociales que fueron ocultados o tergiversados por fuerzas negativas de la humanidad. A algunos nos da la impresión que cambiar histórica por democrática es un intento nihilista para negar lo hecho o legislado hasta ahora por otros.
Sin embargo es un vano y desorientador intento porque en el mismo texto del proyecto de ley se repiten, se cuelan, palabras y conceptos como: investigación histórica, período histórico, legado histórico, nuestra historia, memoria histórica democrática, historia de la lucha, patrimonio histórico, carácter histórico o recuperación de la memoria sin definir. Todo lo dicho es aplicable tanto a la Ley de Memoria en general, como a los conceptos de Lugar de Memoria y Registro de Asociaciones.
La desconfianza e intento de marginación que sobre el movimiento memorialista se trasluce en el texto es su elemento más negativo. Su excesivo articulado, su reglamentismo, oscurantismo y opacidad en las resoluciones administrativas que se atribuye son debidas a un ejercicio viejo de la acción política, al pretender marginar, controlar y desconfiar del movimiento memorialista. Se olvida que ha sido gracias a sus acciones desde hace más de una década lo que ha determinado que estemos en la situación actual.
En Ronda hemos tenido un ejemplo en vivo y en directo del intento de marginación de nuestra asociación: Después de haber realizado, en el verano del 2013, la prospección y documentación de las fosas comunes que hay en el cementerio, solicitamos la subvención para las exhumaciones, pero la dirección general de la memoria democrática nos la deniega por falta de dinero. Al poco tiempo, a primeros de Diciembre 2013, la misma dirección general se pone en contacto directamente con la alcaldía (en manos del P.P.) sin contar con nosotros para nada, y le proponen hacer directamente las exhumaciones en un corto plazo, explicando que sí disponían de dinero para hacerlo.
Otro asunto sería que el control sobre las asociaciones que se reclaman de la Memoria Histórica sea exhaustivo, sobre todo cuando se trata de exhumaciones y quede claro que son asociaciones de familiares de las víctimas que se pretenden exhumar. Por lo que deberían clasificarse las asociaciones de Memoria Histórica en función de sus objetivos y que cada una tuviera unas condiciones de asociación según los mismos.
Debe quedar claro que por los sentimientos y el dolor acumulado solamente las Asociaciones de Memoria Histórica de Familiares son las que pueden y deben controlar el proceso de exhumaciones. Por lo que hay que promover el asociacionismo de familiares en este sentido.
Evitando que individuos, entidades o empresas movidas solamente por el afán de lucro puedan hacer de la recuperación de nuestra memoria antifascista un negocio. Se considera que el texto de la ley, incluido el preámbulo, es demasiado largo, tiene demasiados artículos, muchos conceptos son repetidos y algunas palabras son empleadas exhaustivamente hasta hacerlas cansinas y con una retórica farragosa…