El mundo del deporte sigue un tanto convulsionado tras la decisión del delegado del área, Bernardo Crespo, de prohibir la entrada en las instalaciones de aquellos deportistas que carezcan de licencia federativa.
Sin entrar en valoraciones sobre las buenas intenciones que pueda tener Crespo al adoptar la medida, lo cierto es que hasta que el equipo de Waterpolo de nuestra ciudad no denunció la intoxicación por exceso de cloro que sufrieron varios de sus componentes en la Piscina Cubierta y los clubes desarrollaban su actividad con plena normalidad.
Es cierto que algunos equipos pueden excederse en cuanto a las invitaciones que realizan para cubrir sus entrenamientos, pero la realidad es que muchos e ellos no podrían realizarlos si no contaran con esos convidados de piedra.
El problema se agrava para los más pequeños que pertenecen a clubes federados, baloncesto, balonmano o rugby pueden servir de ejemplos, que difícilmente podrían soportar la carga económica de federar a todos los jóvenes que se acercan a ellos para iniciarse en cada uno de esos deportes.
La reunión del pasado jueves ha servido para calmar de momento las revueltas aguas del deporte rondeño, de puertas para fuera nadie expresa su descontento, pero en privado la inquietud de los directivos es latente y todos están esperando esas nuevas normativas que el concejal ha encargado a los servicios técnicos municipales.
Esperemos que se encuentre una solución que contente al menos a casi todos, porque en caso contrario mucho me temo que ese descontento latente se puede hacer notar y encontrarnos con una situación bastante problemática que sólo haría perjudicar a los muchos deportistas que a diario practican algún ejercicio en las distintas municipales. Mientras, Crespo se mantiene firme en su postura de arreglar un conflicto que él mismo ha creado.