Ahora sé cómo se siente un edificio antiguo cuando lo van a demoler. Al principio, la sensación pasa inadvertida. No llega a ser muy diferente de otras que se producen en ese momento. Pasado un tiempo ya no te puedes recuperar. El juego ha terminado. Ahora empieza otra partida. No mostrar demasiado tus carencias. Ocultar tus debilidades. Como muñecos de Salvatierra que utilizan sus manos desnudas para cubrir sus zonas pudendas. A nuestras espaldas, las ruinas. Delante, el vacío.
Como una división Panzer, el eurogrupo avanza firme en la construcción de una Europa postmoderna. El juego ha terminado. Ahora empieza otra partida. La nueva Europa avanza sobre la vieja. La cubre. Los restos del antiguo edificio europeo apenas pueden reconocerse, Los viejos países, con el vacío a sus espaldas. Como muñecos de Salvatierra, apenas unas pocas manos para cubrir sus ruinas. Sólo por delante. Por detrás, la eurozona cubre el vacío con sus armas combinadas.
Sin pegar un solo tiro. Las divisiones avanzan. Construyen la nueva Europa. La eurozona empieza otra partida. Para la Europa de los pueblos el juego ha terminado. Ya no te puedes recuperar. Como muñecos de Salvatierra. Defiendes tu soberanía con unas pocas manos. Ahora sabes cómo se siente la vieja Europa cuando la van a demoler. Dos mil años de historia a sus espaldas y por delante el vacío.
Los señores de las finanzas avanzan. Construyen la nueva Europa. Como una división Panzer han convertido en ruinas dos mil años de historia. Sin pegar un solo tiro. Cubren la vieja Europa. Unas pocas manos no pueden evitar el vacío. Empiezan otra partida. Ya no nos podremos recuperar. Y dice Alemania, me gustan los muñecos de Salvatierra. Me gustan tanto que me encanta que haya dos muñecos de Salvatierra.