Comienza la tala y quema de castaños infectados por la avispilla

La avispilla del castaño ha comenzado a cobrarse sus primeras víctimas una vez que han comenzado las labores de tala y quema de los castaños que han sido infectados por esta plaga que amenaza y se extiende por el Valle del Genal sin que hasta el momento parezca que pueda controlarse su propagación. «Es una ruina», afirmaba ayer con rotundidad uno de los productores que ha tenido que comenzar a contar sus castaños y que se encuentra entre los más afectados en el término municipal de Júzcar, con alrededor de un centenar de castaños afectados. Mientras tanto, la alarma se extiende ante la aparición de nuevos focos y eso hace temer que su expansión sea incontrolable.

Mientras las motosierras y las hogueras comienzan a formar un trágico paisaje en el Valle del Genal, algunos productores reclaman a los políticos locales unidad ante la magnitud del problema y hacer un frente común ante la Junta de Andalucía y el Gobierno central para que se ponga en marcha un plan de lucha contra la plaga y se autorice la suelta del torymus que combate a la avispilla de forma biológica.

Ante la gravedad de la plaga, a petición de las asociaciones agrarias, hoy está previsto que se celebre en la delegación Territorial de Medio Ambiente una reunión para abordar la situación creada. En este sentido, fuentes próximas al sector apuntan a que se está barajando por parte de la Junta de Andalucía la declaración de zona de emergencia, lo que podría facilitar el envío de efectivos del Infoca desde diferentes puntos para colaborar en las tareas de quema que se tendrán que realizar para tratar de eliminar los árboles infectados.

Mientras tanto, para el próximo lunes también se ha convocado una reunión de la mesa de la castaña para tratar de consensuar una posición conjunta entre alcaldes, productores y organizaciones agrarias. Un encuentro en el que se espera poder alcanzar un punto de acuerdo para reclamar a la Consejería de Medio Ambiente y Ministerio de Medio Ambiente una acción inmediata y efectiva.

A todo ello, en la zona afectada el temor sigue creciendo por días y ya se teme que la próxima campaña de la castaña, un cultivo del que dependen buena parte de las familias que viven en estos pueblos, puedan ser un auténtico desastre y ocasione importantes pérdidas económicas.