Juan López de Gamarra Orozco era secretario general del partido socialista de Antequera cuando entraron las tropas fascistas del general Varela el 12 de Agosto del 1936. Tenía 49 años, era practicante-sanitario y protésico dental. Había adquirido sus conocimientos de prótesis dental en Nueva York en 1922 y cuando regresa ejerce su profesión trabajando en el Hospital Noble de Málaga y en Sevilla en la Exposición Iberoamericana de 1929. Luego se traslada a Antequera con su mujer y sus dos hijas donde trabaja en el Hospital de San Juan de Dios.
Afiliado a la Agrupación Socialista de Antequera, es Secretario del Comité Directivo desde 1932. También era secretario particular del alcalde Antonio García Prieto, que había sido el fundador de la agrupación socialista de Antequera, director del semanario La Razón, presidente de la unión general de trabajadores de la provincia, diputado, masón de la logia patria grande, jefe de milicias y comandante de carabineros. El mismo día del golpe, el 18 de Julio1936, organizó una expedición que se desplazó por tren a Málaga para defender la ciudad del acoso de los sublevados.
Juan López de Gamarra había sido movilizado en Antequera y es de suponer que acompañó a Antonio García Prieto como miembro del batallón Pablo Iglesias del ejército de milicianos que interviene en los frentes próximos a Málaga. Al ser ocupada Antequera por el ejército sublevado se trasladó con su mujer e hijas a Málaga trabajando en el hospital de sangre de la ciudad, donde llegaban los heridos de los frentes próximos, el matrimonio como sanitarios y la hija mayor de 16 años como enfermera. En la evacuación de Málaga el 7 de Febrero del 1937 por la carretera de Almería la hija mayor huye con el personal del hospital y la pequeña de 13 años con la colonia escolar de la UGT de la Enseñanza, llegando ambas por separado primero a Almería y más tarde a Valencia.
Juan López de Gamarra y su mujer se quedaron en Málaga defendiendo la ciudad y cuidando a los heridos. Juan fue detenido, condenado a pena de muerte y fusilado por orden de la Auditoría de guerra el 14 de Marzo de 1937 junto con otros 28 ciudadanos en los muros del cementerio de San Rafael. Su esposa Rafaela tuvo el valor de reclamar y recuperar su cadáver y darle sepultura en el mismo cementerio. Sus hijas no pudieron regresar a Málaga hasta pasados dos años después de acabar la guerra. Hasta entonces la madre había desconocido el devenir ni el paradero de sus hijas, ni las hijas sabían el asesinato de su padre.
La pequeña Pilar de 12 años pasó la carretera de Almería con la Residencia Infantil del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza en la que estaban alojados niños de todas organizaciones del Frente Popular. Pilar todavía recuerda de forma dolorosa lo que vivió y sufrió en ese éxodo de dolor y muerte bajo los bombardeos de los buques Canarias, Baleares y Cervera y de la aviación italiana. Recuerda como se tiraban entre las cañas de azúcar cuando pasaban los aviones tirando bombas a la gente destrozada por el cansancio, hambre, sed, miedo y el horror de ver a los que caían muertos y heridos. No tuvieron piedad con la población que huía y no escatimaron armamento en acosarlos hasta la llegada a Almería. Allí después de 240 kilómetros encontraron una ciudad desbordada por los refugiados, bombardeada también en esos días, desde allí continuó con la colonia escolar un tiempo en Macastre y más tarde en Venta del Moro, siempre en compañía de tres amigas de las que no se separaba como si fueran su familia. Allí estuvo hasta que los fascistas tomaron Valencia y se hicieron cargo de los niños evacuados, obligándoles a aprender canciones fascistas como el himno de la Falange.
Al volver, Pilar se enteró de la peor manera posible de que su padre había sido asesinado. Se quedó sin habla durante mucho tiempo. En la actualidad, al cierre del cementerio de San Rafael, Pilar trasladó los restos de su padre Juan López de Gamarra, secretario que fue de los socialistas antequeranos, fueron al nuevo cementerio de Parcemasa donde reposa en un nicho con su nombre y datos.
De Juan López de Gamarra Pilar conserva un retrato del pintor malagueño M. Virel hecho a carboncillo donde está vestido de miliciano con la correa cruzada al pecho con fecha de noviembre de 1936. También conserva una moneda de Estados Unidos de un céntimo con fecha de 1899 del viaje que realizó antes de nacer la hija pequeña Pilar, quien siempre cuenta que su padre había estado en la Estatua de la Libertad.